Miami es «the place to be»: Rascacielos, playas hermosas, clubs nocturnos, fiesta, diversión, inversiones, desarrollo y lujo… Florida ha sido, tradicionalmente el estado al cual se han mudado tantos jubilados y retirados a vivir una tercera edad despreocupada y feliz, campaneando una limonada helada y disfrutando del cálido clima todo el año.
Sin embargo, las generaciones más nuevas no tienen un futuro tan cómodo y seguro; es más, no tienen un presente cómodo. La llamada Generación Z, aquellos nacidos para o después de 1995, se ha criado en el peor ambiente económico de los últimos 80 años.
Según datos recolectados por las diferentes entidades del gobierno federal, y organizadas anualmente por la Fundación Annie E Casey en su Kids Count Data Book, (índice que mide el bienestar de los niños a nivel nacional y estatal), el 22% de los niños en Estados Unidos viven en familias con ingresos por debajo de la línea de pobreza.
Los grupos étnicos más golpeados son el afro-americano, el indio americano y el hispano. La fundación ha publicado la versión 2016 del Kids Count que puede usted revisar aquí.
En 2014, casi la mitad de los niños indio americanos (48%) y afro-americanos (47%) vivían en hogares en los que al menos uno de los padres estaba sin empleo fijo o a tiempo completo.
Lo propio ocurría entre el 35% entre los niños hispanos o de familias multirraciales, el 23% de niños blancos y el 22% de niños de familias asiáticas y del Pacífico.
Diversos indicadores se toman en cuenta para determinar el estado general de bienestar de los niños en Estados Unidos: Economía, educación, salud, familia y comunidad.
Dentro del aspecto económico se toman en cuenta elementos como el empleo de uno o de ambos padres, pobreza, costo de la vivienda o adolescentes fuera del sistema educativo y/o sin trabajo.
En el aspecto de educación se consideran a los niños fuera del sistema educativo, incapaces de leer correctamente, sin suficientes conocimientos de matemática o que no se gradúen a tiempo de educación media. En cuanto a salud se estudian las variables de mortalidad infantil por cada cien mil habitantes, bebes nacidos con bajo peso, niños sin seguro médico o que abusan de drogas o alcohol.
Finalmente, en el aspecto familiar y comunitario, se estudia el nivel de embarazos en adolescentes, bajo nivel de escolaridad del cabeza de familia, hogares a cargo de padres o madres solteras y niños viviendo en áreas de alta pobreza.
Para conocer el desempeño de nuestro estado de Florida, consultamos con Florencia Gutiérrez, Asociada Sénior para Kids Count. La Sra. Gutiérrez nos explica que la fundación Annie E. Casey inició Kids Count en 1990 durante una época en la que los datos enfocados en niños no estaban disponibles y los que había eran limitados. «Empezaron a editar el libro con la intención de educar al público y a los que toman las decisiones para que las mismas estuvieran basadas en datos e información real», explicó.
Con estos datos las autoridades se enfocan en las áreas que necesitan inversión y miden si los programas en los cuales se invirtieron recursos, están funcionando.
Florida ha mejorado, sin embargo, hay mucho trabajo por hacer. Nuestro estado figura en la posición 40 en la escala de bienestar de Kids Count. Los grupos étnicos más afectados por la pobreza son el afroamericano y el hispano.
Con todo, hay buenas noticias: Florencia Gutiérrez explica que los datos recolectados a través de los años indican que los adolescentes floridanos, como en el resto del país, «se están graduando de la escuela secundaria, se están alejando de las drogas y alcohol y también están esperando para tener bebés».
Sin embargo, lo preocupante, dice Gutiérrez es que el porcentaje de niños que viven en pobreza aumentó un 33% desde 2008, «y si uno revisa la información de niños que viven en zonas de alta pobreza, ese indicador aumentó un 88% desde 2006 al 2010, hasta los datos más recientes que reportamos en el informe», dijo. Esto significa que muchos niños se están criando sin los recursos necesarios para progresar y acceder a las oportunidades de empleo que les paguen salarios dignos.
Lo esperanzador es que, a pesar del clima económico negativo que ha primado desde la recesión del 2008, los niños y ahora adolescentes han alcanzado metas importantes que les ayudan a desarrollar su pleno potencial. Hay más niños graduándose de secundaria.
Los trabajos que pagan buenos sueldos exigen cada vez mas herramientas y preparación; completar la educación secundaria da destrezas a los muchachos para acceder a la educación superior y por ende a mejores oportunidades de desarrollo laboral y personal.
El reto para los que deciden e invierten en áreas de atención a la niñez y adolescencia está en que la economía genere los suficientes puestos de trabajo que permitan que esta Generación Z pueda desarrollar a cabalidad toda su potencialidad creadora.
Para conocer más acerca del trabajo que realiza la Fundación Annie E. Casey, visite el sitio web http://www.aecf.org/ o http://www.floridakidscount.org/
Fuente: Miamidiario.com
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