La gran voz del béisbol de Latinoamérica, Cuba y los Marlins se apagó para siempre. Felo Ramírez, símbolo de excelencia y ética, falleció en Miami el lunes por la noche a los 94 años al sufrir un retroceso tras largos meses de un proceso de recuperación por un accidente sufrido a fines de abril en Filadelfia.
Reverenciado por todos, Ramírez llevaba varias semanas en esta ciudad y personas que tuvieron acceso a él recientemente hablaban de una discreta y lenta mejoría, pero se sabía que ya nunca más regresaría a la cabina de transmisiones por el fuerte golpe sufrido en la cabeza.
«La organización de los Marlins está sumida en la tristeza por la muerte de un gran amigo, Salón de la Fama e ícono de la comunidad, Felo Ramírez. Desde nuestra temporada inaugural, narró prácticamente todos los momentos mágicos de la franquicia a generaciones de fanáticos», dijo el equipo de los Marlins en un comunicado.
Su partida deja un profundo dolor entre aficionados de varias décadas y distintos puntos cardinales, pues Felo paseó su talento y su voz de Cuba a Puerto Rico, de Venezuela a Nicaragua.
Nació el 22 de junio de 1923, en Bayamo, Oriente, y desde los 16 años comenzó a desarrollar sus virtudes naturales de narrador y comentarista, sin saber que su voz llenaría los sentidos de millones de fanáticos.
“Mi padre quería que yo fuera abogado para que ganara más dinero, pero desde muy joven supe donde estaba mi corazón”, afirmó Ramírez en entrevista con el Nuevo Herald en el 2011. “Desde que narré el primer strike sabía que había encontrado el sentido de mi vida”.
Ramírez se inició como aficionado narrando los juegos de béisbol que se celebraban en el estadio La Lechera, situado frente al ferrocarril de su ciudad natal, donde solamente se usaban unos altoparlantes.
Durante una visita a La Habana se presentó en Radio Salas para hacer una prueba con la idea de narrar en la pelota amateur, donde gustó su estilo y fue contratado en 1945. Luego trabajó para la emisora COCO, junto a Orlando Sánchez Díago y Cuco Conde.
Pasó al profesionalismo en la última campaña en el Estadio La Tropical y luego siguió en el Parque del Cerro desde su inauguración el 26 de octubre de 1946, con el juego donde Cienfuegos venció 9-1 al Almendares.
Cienfuegos tenía el lema: “El paso del elefante es lento, pero aplastante’’. Los Alacranes decían: “El que le gane al Almendares, se muere”.
“Uno narraba aquellos juegos con la emoción en la boca”, recordaba Ramírez. “Pero siempre con la objetividad en la mente”.
Con la ayuda del empresario Gaspar Pumarejo pasó en 1950 a Unión Radio, teniendo de compañero al periodista René Molina. Ese mismo año inició el programa La Cabalgata Deportiva Gillete junto a uno de los mejores narradores de todos los tiempos, Buck Canel, narrando las Series Mundiales y Juegos de Estrellas de Grandes Ligas.
En 1954 firmó contrato con el Circuito CMQ, la entidad radial y televisiva más importante de Cuba y América Latina. Narró varias temporadas los juegos de la Liga Profesional Cubana hasta que en 1961, debido a los problemas políticos en la isla, tuvo que marchar rumbo a Venezuela para más tarde establecerse en Puerto Rico, donde se reunió una vez más con René Molina. Ambos organizaron el programa Grand Stand similar al de Cuba.
Su voz le dio vida a torneos de Puerto Rico, Venezuela y Nicaragua, incluyendo Series del Caribe. En Puerto Rico para los Cangrejeros de Santurce y Senadores de San Juan, en Venezuela para los Tigres de Aragua y Navegantes de Magallanes, en Nicaragua para la novena de Unión Radio.
Felo narró 31 Series Mundiales. Sobre sus grandes momentos en estos clásicos mencionaba las dos victorias de los Marlins en 1997 y el 2003, así como la serie entre Dodgers y Yankees en 1956, cuando transmitió los últimos cuatro episodios del juego perfecto de Don Larsen.
Pertenece al Salón de la Fama de Puerto Rico, Venezuela, Cuba y Series del Caribe. Fue elegido a Cooperstown el 5 de agosto del 2001 al ganar el premio Ford C. Frick, el primer narrador de habla hispana en tener su voz grabada en dicho recinto con tres de los grandes sucesos de la historia: el jonrón 715 de Hank Aaron, el imparable 3,000 de Roberto Clemente y el juego perfecto de Don Larsen.
También fue seleccionado entre las mejores voces de todos los tiempos, la número 17 entre miles de narradores en un béisbol con 141 años de existencia.
“Me siento orgulloso de que mi nombre se encuentre en el mismo sitio donde están leyendas como Babe Ruth, Willie Mays y Martín Dihigo”, dijo entonces Felo. “Salir de Bayamo y llegar a Cooperstown ha sido mi mejor viaje”.
Para Felo la principal diferencia entre el béisbol de otras épocas y el de las últimas décadas, era el dinero. Y sobre los mejores peloteros mencionaba a Ted Williams como bateador, Sandy Koufax y Warren Spahn entre los lanzadores zurdos, entre los derechos Bob Gibson y Roger Clemens, mientras que como más completo indicaba a Willie Mays.
Una de las cosas que mas recordaba con nostalgia el legendario narrador era su salida del país ocurrida en 1961.
“Fue muy difícil separarme de mis padres”, apuntó en una ocasión. “A mamá nunca la volví a ver, y a papá sí, pero cuando él tenía 92 años. También es muy triste no poder regresar a mi patria, pues desearía narrar para millones de aficionados en una Cuba libre el partido inaugural en una nueva fase de la pelota profesional en el Estadio del Cerro”.
Con residencia en Miami y en Puerto Rico, Felo fue la voz oficial de los Marlins desde que esta franquicia comenzó en 1993, siendo testigo de todas sus jornadas gloriosas desde las dos Series Mundiales hasta los tres juegos sin hits ni carreras propinados por Al Leiter, Kevin Brown y A.J, Burnett.
Tuvo frases inolvidables, entre ellas cuando terminaba un episodio decía: “Están ganando los Marlins”, o si el resultado era diferente, expresaba: “El juego está a favor del equipo contrario”.
Ramírez, que llevaba varios años sin tener al lado a quien fuera su esposa, Fela, como la apodaban cariñosamente. Siempre la recordaba con las siguientes frases: “Ser locutor deportivo ha sido mi vida, el otro gran amor fue mi esposa por más de cinco décadas, Luisa. Ella vive en mi corazón”.
Felo se mantuvo durante mas de 70 años narrando béisbol, con el mismo entusiasmo y una amplia sonrisa. Su voz parecía ser eterna.
“No me aburro de hacer lo que siempre he hecho. La algarabía del público, las reclamaciones de los peloteros y las peleas entre los equipos me hacen sentir todavía joven. Le dan vida al trabajo que hago todos los días”, manifestó el bayamés en una ocasión para este diario.
Ya Felo no seguirá gritando: “¡Están ganando los Marlins!” Tampoco podrá alcanzar el sueño de regresar a Cuba y volver a narrar en el Estadio del Cerro. Pero su nombre y su recuerdo seguirá vivo porque es un inmortal del béisbol.
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Fuente: Jorge Ebro y Marino Martínez / elNuevoHerald.com