Un ataque quirúrgico, planificado durante meses y ejecutado con precisión milimétrica sobre territorio iraní, habría desmantelado las defensas aéreas, destruido misiles de largo alcance y golpeado el corazón del programa nuclear de Irán. Así lo analizaron el General de las Fuerzas Especiales de EE. UU., Arthur Garffer, y el experto en contraterrorismo, Joseph Hage, en recientes declaraciones sobre una operación que, según ellos, «pasará a la historia militar».
Ambos expertos calificaron la ofensiva como una obra de ingeniería bélica sin precedentes. «Esto va a enseñarse en las academias militares del futuro», afirmó Hage. Por su parte, el General Garffer reveló parte del trabajo de inteligencia previo: «Israel tenía agentes del Mossad operando dentro de Irán desde hace meses».
Según el análisis de los expertos, la operación se compuso de tres fases clave, diseñadas para evitar una guerra directa pero con un poder devastador:
- Neutralizar defensas aéreas: «Infiltraron drones que inutilizaron radares y baterías de misiles. Irán quedó ciego», explicaron.
- Eliminar amenazas estratégicas: «La primera ola de bombardeos destruyó las bases de misiles de largo alcance que podían alcanzar Israel».
- Golpear al núcleo nuclear y al alto mando: «Los científicos del programa nuclear están muertos, escondidos o imposibilitados de operar. El sistema está en pausa».
Mientras tanto, el Departamento de Estado de EE. UU. insiste en que no participó en el ataque. Sin embargo, Irán ya ha empezado a lanzar amenazas públicas contra intereses occidentales. En este sentido, la advertencia final del General Garffer fue clara: «No se equivoquen. Si tocan a un solo ciudadano estadounidense, responderemos».