“Asistieron mil personas a observar este documental en un teatro donde cabían más de tres mil y había alrededor de dos mil personas fuera, protestando contra el documental. Unas horas antes había regresado la selección chilena de futbol y la fueron a recibir varios miles de personas, luego, si bien es un tema que divide a mucha gente no es un tema que mayoritariamente le interese a los chilenos”.
“La gran mayoría de los chilenos cree que la dictadura fue mala. La gran mayoría cree que hubo violaciones a los derechos humanos, de hecho eso está más que certificado. Hay un grupo que defiende a Pinochet y hay otro grupo principalmente asociado con las víctimas de la dictadura que naturalmente se oponen a este tipo de actos”.
“Mucha gente pidió que se prohibiera, por ejemplo como en Alemania donde eventos asociados al nazismo están prohibidos. Me da la impresión que en Chile tenemos una lógica distinta, prohibir ese tipo de cosas demostraría una debilidad de la democracia, de hecho al permitirlas hay una fortaleza de la democracia”.
“Mi sospecha, mi creencia es que tal vez lo que tendría mayor efecto es que aquellas personas que se oponen a este tipo de actos, simplemente boicotearan al teatro donde se exhibió. La gente que exhibió ese documental hizo negocio en ese teatro y como ocurre en otros países, Estados Unidos por ejemplo podrían decir –Si ustedes van a exhibir ese tipo de documentales nosotros no vamos a asistir a sus actos, cuando hay conciertos por ejemplo y con ese tipo de boicot podrían evitar que este tipo de actividades ocurriera en lugares privados. La gente tiene derecho a decir lo que quiera, hay libertad de expresión, pero aquellas personas que arriendan los locales podrían sufrir las consecuencias de arrendar sus locales a estas visiones tan extremistas”.