“Estuve con el embajador de Chile en Caracas, un buen amigo, y pude comprobar el efecto devastador que ha provocado en la cancillería chilena y en los sectores diplomáticos el hecho sucedido en Maracaibo que es verdaderamente atroz. Pero es atroz no solo porque le sucede a la hija de un diplomático, sino porque por ser la hija de un diplomático trasciende a la opinión pública”.
“El mismo embajador me decía, esta semana ingresaron más de 40 cadáveres a la morgue de Bello Monte en Caracas, de manera que ese evento alcanzó los ribetes espectaculares que ha alcanzado, precisamente por la importancia del personaje, víctima de este atroz acontecimiento del que por cierto no podremos saber sus verdaderas implicaciones. Las cami0onetas en que se encontraban los 12 policías que cerraron el paso de la camioneta de esta muchacha y su hermano, no estaban identificadas, eran camionetas privadas de los cuerpos policiales de investigación que no son cuerpos policiales de prevención como es la CICPC del gobierno, policía más bien política que criminalística”.
“Entonces al cruzarse en la calle a estos dos muchachos que salían de noche al encuentro con amigos y reaccionaron como clásicamente uno reacciona. Hay dos camionetas que te trancan el paso, de ella se bajan media docena de facinerosos armados hasta los dientes, lo menos que puedes pensar es que se trate efectivamente de un secuestro, o de un asalto, un robo y el hermano de esta muchacha que iba conduciendo echó marcha atrás, instante en que de inmediato le dispararon el tiro que dio en la cabeza de la muchacha y la mató prácticamente en el acto. Se volvió para escapar y le dieron 5 tiros más”.
“Ante este hecho horroroso, los señores que resultaron ser policías, la llevaron a una clínica donde ingresó ya sin signos vitales. Es muy lamentable, porque de alguna manera deja ver en toda su crudeza la brutalidad, la bestialidad, el horror de la inseguridad que padecemos todos los venezolanos de cualquier clase social, de cualquier condición”.
“La misma embajada había sufrido en este año otros dos ataques muy terribles. El encargado de negocios que hacía el papel de embajador en su momento fue asimismo asaltado en su hogar por elementos del hampa. Le robaron absolutamente todo y los dejaron amarrados, a él y a otros diplomáticos que estaban de visita en su casa. Y hace un par de meses, dos, tres meses, secuestraron en Plaza Venezuela, en plena Caracas al cónsul de Chile en Caracas, Juan Carlos Fernández, a quien además de ‘ruletearlo’ por toda la ciudad, lo tiraron en una de las barriadas, después de robarle el carro y lo que portaba encima y al despedirse uno de los malandros le decía al otro –Mira esta semana no hemos matado a nadie, mátalo- ante lo cual le dispararon pero con tan buena fortuna para el cónsul que salió herido”.
“Y debo decirte para espanto de la tradición diplomática venezolana que en esas dos ocasiones no hubo una sola expresión de parte de la cancillería o las autoridades del Ministerio del Interior o de la policía venezolana”.