“Colombia era calificada como un estado fallido hasta 2002. Recuerdo mucho la famosa revista Foreign Policy que establecía prácticamente un paralelo entre diez países africanos y dos latinoamericanos, Haití y Colombia. En el año 2010, en cambio, el presidente de HSBC dijo que las economías con mayor empuje, con mayores libertades, con mayor dinámica, entre las cuales incluía a Colombia en primer término”.
“Estamos regresando exactamente a esos mismos hechos. Ayer por ejemplo, fue secuestrado un periodista francés en una operación donde las FARC mataron a varios soldados colombianos. Otra vez han renacido las facciones de esa guerrilla, aumentaron un 400% según el Centro de Seguridad y Democracia de la Universidad Sergio Arboleda. Ha vuelto a renacer el secuestro y en general los indicadores de seguridad vuelven a comenzar a perturbarse, a disminuir esa confianza y esa tranquilidad que el presidente Uribe había hecho renacer en Colombia”.
“Estamos viviendo un resurgimiento de la acción de la guerrilla, del terrorismo, de la extrema izquierda, y eso además acompañado por su activismo político en cierta forma por lo menos animado directa o indirectamente por el propio gobierno que quiere hacer méritos con la extrema izquierda para un proyecto de proceso de paz, que es el que tiene a los colombianos bastante nerviosos”.
“Nosotros tenemos una tradición muy parecida a la mexicana que hace que los presidentes se conviertan como en una especie de reyes depuestos, una especie de autoridad moral, que a veces simplemente habla pero no actúa en política. El presidente Uribe ha querido continuar actuando en la política y una de las cosas que debe decidir es cuál va a ser su papel, si solamente el líder de una corriente o va a ser quién esté al frente, en la trinchera, bien sea del Congreso o bien sea en la fórmula vicepresidencial. No ha dicho si, no ha dicho no, pero sí ha oído con atención esas consideraciones del Centro de Pensamiento Primero Colombia”.