Hoy comenzamos la jornada temprano, partiendo a las ocho de la mañana rumbo a la zona sur, a una hora y media de Tel Aviv, donde se encuentra uno de los escenarios de la masacre de Sderot. Además, pasaremos por el área del festival Nova. Estamos ya a pocos kilómetros del límite de la Franja de Gaza.
A lo largo del recorrido, se unió a nuestro grupo Roni Kaplan, vocero en español del ejército de Israel, quien comenzó a explicarnos la ofensiva que se ha estado librando en esa zona durante mucho tiempo. Nos recordó el significado del enfrentamiento entre Irán e Irak, que llevó a los iraníes a desarrollar sus propios cohetes, hoy parte de esa ofensiva. Roni destacó que la asimetría de la guerra de los enemigos de Israel es la estrategia que están utilizando, como ocurrió el 7 de octubre.
Sin embargo, Israel no se quedó de brazos cruzados, desarrolló su sistema de Domo de Hierro y otras defensas, así como refugios para salvar a la población civil en esta tierra de paso, donde comenzaron los imperios. Además, mencionó la educación al odio que divide a una sociedad o civilización, y mostró una grabación del vídeo del 7 de octubre en el que un terrorista llama a sus padres para celebrar que ha asesinado a por lo menos diez judíos. En un mundo como este, lograr la paz a veces se ve como una utopía. Roni aprovechó para explicar un poco sobre el Domo de Hierro, que fue más una solución a un problema, al igual que se buscó solucionar la problemática del agua en la zona desértica y otros problemas que se han ido detectando.
Hicimos una breve parada y hablamos nuevamente de los refugios, y qué hacer en caso de que suene una alarma y dónde estarían los refugios.
«Esa estructura con forma de iglú es un refugio en esta estación de gasolina», explicó Roni.
Aquí paramos un rato para escuchar un testimonio. «Yo tengo mucha suerte», decía Ofer Shmerling, experto en actividad militar estratégica. «Esto cambió mi vida después de lo que pasó aquí. Lo que ha padecido el pueblo de Israel no se compara. Casi perdimos el país. Se esperaba un ataque más fuerte y una ofensiva luego de Hezbollah por el norte, y anunciaron al mundo que se tomarían Israel. Si Irán nos hubiera atacado ese mismo día, no estaríamos aquí. Hubiéramos desaparecido», reiteraba. «Esto ha cambiado mi vida. No confío en nadie», agregaba. Cuando le preguntaron por qué falló la inteligencia de Israel, lo comparó con una gran empresa donde los ejecutivos confían en lo que les dicen, a pesar de que no sea el caso. «Aquí las fallas fueron muchas. En el ejército sabían que algo sucedería, pero si se hubiera hecho una pequeña llamada de confirmación, otra sería la historia. Hamas son terroristas, no soldados. Muchos de nuestros soldados murieron en sus camas porque no nos avisaron. Alguien tiene que pagar. La actitud del 6 de octubre no puede continuar. Si sigue así, en menos de seis años no tendremos país. Es mi opinión», insistía. «No soy primer ministro, pero si no se escucha a los de bajo rango, esos son los profesionales que vigilan la frontera 24/7. Cosas como no mover las tropas al norte, estar listos para la guerra y no pasó. Estamos perdiendo el juego. Ahora los fuertes son los líderes de Hamas, con los que están negociando en Qatar. Tengo mucha rabia», reiteraba. «Perdimos mucha gente. Yo perdí como 340 personas que conocía. No pude seguir tantos funerales».
Estamos ahora en la segunda parada, muy cerca de la frontera con Gaza, donde había una base militar que fue atacada.
Justo en este vídeo se muestra a un grupo de soldados regresando de la franja, y se aprecia lo que es esta guerra, los cambios de turno para seguir con la operación. Cambios que son obligatorios también para proteger esta zona agrícola que proporciona más de un 35 por ciento de los productos al país, y que con la partida de los trabajadores tailandeses, alguien tiene que hacer las labores. El lugar donde estamos se llama Nahal Oz.
Otra parada en este recorrido es un refugio que está al lado de una parada de autobús, donde muchas personas, sobre todo jóvenes, trataron de salvar sus vidas cuando sonaron las alarmas, pero al final terminaron perdiéndola. Nos contaron el caso de un joven que les devolvió, como en siete ocasiones, la granada que lanzaban los terroristas hasta que al final lo mataron. Hoy en ese refugio hay un mural, fotografías y velas en el interior.
Pero en este recorrido hacemos una pausa de la guerra, y Gabriel, uno de nuestros anfitriones, aprovecha para contarnos sobre la resiliencia israelí, de aprovechar el agua en la zona de desierto donde se aprovecha hasta la última gota con el proceso de desalinización y el riego por goteo moderno que facilita la agricultura en el área. «Exportamos agua», dice Gabriel. «Es parte del acuerdo con Jordania. No desperdiciamos ni una gota». Pero luego seguimos hablando de la guerra. Nos habla de Sderot, ciudad atacada por cohetes, que a pesar de la situación, muchos israelíes siguen mudándose allí. No es un kibutz, es una ciudad que tiene unos 35 mil habitantes, donde también las cosas cambiaron el 7 de octubre.
Estamos en la frontera entre Israel y Gaza, y desde lejos nos muestran las rejas que separan, y entre montañas por donde cruzaron los terroristas. Mientras estábamos allí, un grupo de niños llegaban también, viendo desde lejos lo que está del otro lado.
Luego de la frontera, otra parada en un centro comunitario donde nos hablaron de la forma como están ayudando a lidiar con la situación emocional. Muchos niños antes del ataque tenían problemas, ahora seguro estarán disparadas las estadísticas. Pero antes de allí, nos mostraron lo que quedó de la estación de policía donde, después de una estructura compacta, lo que quedó fueron unas vigas de acero de lo que una vez fue, y un par de murales que recuerdan lo que pasó.
Seguimos el recorrido y llegamos al lugar del concierto Nova, donde muchos jóvenes estaban disfrutando sin saber que ese sería su último momento en esta tierra. Hoy los recuerdan con sus fotos y con árboles que fueron sembrados para que sean parte de las raíces de un pueblo que no tiene para donde ir porque esa es su tierra.
Luego, otro lugar donde acumularon 1659 vehículos que pasaron por la hoy llamada carretera de la muerte, y que con cuerpos incinerados y otra serie de historias también son parte de esta tragedia del 7 de octubre. Creo que las fotos valen más que mil palabras. No solo las de los jóvenes del concierto, también las de familias de las áreas cercanas y las motocicletas y vehículos utilizados por los terroristas. Había que ponerlos en algún lado, y han terminado allí en ese lugar, donde además nos cuentan algunos de los casos. Uno de los militares que nos habló nos decía que cada vehículo tiene una historia de una familia o de una persona.
Seguíamos el recorrido a uno de los lugares más afectados, que hoy es un kibutz fantasma, donde no hay nadie, donde masacraron varias familias y tomaron rehenes, cuyas familias esperan que algunos puedan regresar.
Es difícil, y se siente la energía de lo fuerte que pasó. Son tantas las historias y los casos que es complicado contarlas todas. Al final salimos por un comedor comunitario, donde al final terminaron usando los refrigeradores para acumular los cadáveres. Y pasando por allí, todavía queda el olor, pero en medio de tanta destrucción y de tanta pérdida, quiero resaltar la naturaleza que conspira para seguir enviando el mensaje de que hay vida y la vida sigue, desde las aves hasta un pavo real, un gato y las flores que nos ayudan a recordar que allí vivían familias, personas que soñaron, que rieron y lloraron, y que hoy hay que recordar.
Al final cerramos el día con la visita a una base militar donde estaba un resto de misil de los que lanzó Irán el sábado, y que fueron interceptados en su mayoría. Les dejo la foto. Si hubiera explotado, hubiera sido como un terremoto o como un meteorito, nos decía una de las voceras del ejército que lo mostró. Pero bueno, no pasó. Ahora a esperar la reacción de Israel ante el atentado. Lo dejo hasta aquí por hoy, y seguimos mañana. Ya estamos en el hotel y nos quedamos un rato en el lobby para analizar lo que vimos y agradecerle a Dios que estamos vivos.
Por Yoly Cuello