La escritora cubana Zoé Valdés, exiliada desde hace años en Francia y reconocida por su defensa de los derechos humanos, aseguró que la tragedia más profunda para Cuba no es solo la crisis económica o social, sino el intento de borrar la memoria de lo que realmente ocurre en la isla.
“El dolor más grande es constatar el olvido. Inventarse que en Cuba hay otra cosa, cuando todo el mundo sabe lo que hay: una tiranía sangrienta y criminal de más de 66 años”, afirmó. “Cuba soy yo. Cuba está dentro de mí. Nadie ha podido sacarme a Cuba porque la llevo conmigo”, dijo.
Valdés recalcó que el cambio depende del propio pueblo cubano, y recordó las protestas del 11J como prueba de fuerza social. “El 11J demostró que el pueblo cubano puede ser su propio líder. Ese pueblo no ha perdido la fuerza. Nos quieren hacer creer que sí, pero es mentira”, expresó.
En su análisis sobre la élite que ha gobernado Cuba durante décadas, Valdés fue tajante: “Ellos no van a ir al infierno. Ellos son el infierno. Convirtieron un paraíso en un infierno”. La activista considera que la dictadura no desaparecerá por una transición ordenada, sino por el agotamiento interno y la fuerza social que ya se manifestó.