Cada vez más aislado, Estados Unidos sufrió una gran presión el martes para unirse a la prohibición de los vuelos del Boeing 737 MAX por parte de muchos países y aerolíneas de todo el mundo tras la tragedia de uno de estos aparatos operado por la Ethiopian Airlines.
El cielo mundial se fue cerrando progresivamente para los aviones 737 MAX tras dos accidentes mortales en menos de seis meses. Sin embargo Estados Unidos mantiene por ahora su confianza en la empresa local Boeing.
La Administración Federal de la Aviación (FAA) anunció el martes que no hay motivos para impedir operar en el país a los Boeing 737 MAX 8.
Tras las prohibiciones en Francia, Reino Unido, Alemania, Irlanda, Austria y Holanda, la Agencia europea de seguridad aérea (EASA) decidió suspender todos los vuelos de los aparatos MAX 8 y MAX 9 que salgan, lleguen o viajen al interior de la Unión Europea, cualquiera que sea el origen de los operadores, europeos o de terceros países.
Estas decisiones, que se suman a las de muchas compañías aéreas de no operar con este modelo hasta nueva orden, muestran una desconfianza inédita en la historia de la aviación civil, pero sin sembrar el caos en el tráfico aéreo mundial.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, habló el martes con el presidente de Boeing, Dennis Muilenburg, sobre la crisis que atraviesa la compañía, dijo a la AFP una fuente de la industria.
Más temprano, Trump había expresado en su cuenta de la red Twitter que lamentaba la complejidad de los aviones modernos.
“No hay necesidad de pilotos, sino de científicos informáticos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT)”, bromeó.
Un 737 MAX 8 de la compañía Ethiopian Airlines con destino Nairobi (Kenia) se estrelló el domingo al sureste de Adís Abeba poco después de despegar, matando a 157 pasajeros y miembros de la tripulación. Según un testigo, Tegegn Dechasa, la parte trasera del avión “ya estaba en llamas cuando cayó”.
En octubre, otro avión del mismo modelo operado por Lion Air cayó en el mar de Indonesia, matando a las 189 personas que iban a bordo, también pocos minutos después de despegar.
– Impacto en la industria –
En Estados Unidos, un portavoz de la FAA informó a la AFP el martes que sus expertos están “implicados en la investigación del accidente” y que tomarán “las decisiones sobre el siguiente paso en función de los elementos reunidos”.
De momento, la FAA decidió permitir el vuelo a los 737 MAX, pero pidió a Boeing hacer cambios “en abril como más tarde” en el novedoso sistema de control MCAS, que se conecta automáticamente y realiza correcciones si se exceden determinados parámetros en las maniobras de cambio de altitud y rumbo.
Varios congresistas de Estados Unidos, como Mitt Romney, Elizabeth Warren y Ted Cruz, instaron a esta institución a aplicar el principio de precaución después del accidente.
En Estados Unidos muchos tripulantes y pasajeros se niegan ahora a volar en esos aviones y el sindicato de personal de cabina (APFA), representante de los asalariados de American Airlines, pidió a sus miembros no viajar en ellos si tienen temores.
Además de Europa, cerraron su espacio aéreo a los 737 MAX Omán, Malasia, Corea del Sur, Singapur, Indonesia, Mongolia, India, Australia, China y Nueva Zelanda. También lo hicieron Vietnam y Hong Kong este miércoles.
Por su parte, las compañías Aerolíneas Argentinas, Gol (Brasil) y Aeroméxico, inmovilizaron sus aviones B737 MAX, al igual que Icelandair, Norwegian Air Shuttle, Ethiopian Airlines, Cayman Airways y la sudafricana Comair.
Canadá siguió la misma linea de Estados Unidos y permitirá operar a los MAX 8.
– Un fabricante estratégico –
Los inversores sancionaron a Boeing, que se vio afectado en la bolsa por segundo día consecutivo. Las acciones del gigante aeroespacial cayeron 6,15% el martes después de ceder 5,33% en la jornada anterior.
“Creo que el impacto para la industria es importante. Tenemos un nuevo tipo de aparato que solo lleva dos años en servicio y ahora tenemos dos accidentes en circunstancias que parecen similares”, dijo a la AFP Gerry Soejatman, un analista de aviación de Yakarta.
Los 737 MAX 8, que entraron en servicio en mayo de 2017, están entre los más vendidos de Boeing y más de 370 de ellos estaban en circulación.
Cifra que hay que contrastar con los 19,000 aviones de al menos 100 pasajeros, que según un estudio publicado por Airbus, están en servicio en el mundo.
Las víctimas del accidente eran de 35 nacionalidades distintas, según cifras preliminares de la compañía, entre ellas 32 kenianos, 18 canadienses, 9 etíopes, 8 italianos, 8 chinos, 8 estadounidenses, 7 franceses, 7 británicos, 6 egipcios, 5 alemanes y 4 indios.
Fuente: El Nuevo Herald