
Embajada de Cuba en Washington. Andrew Harnik AP
Cuando agentes del FBI comenzaron a llamar recientemente a las puertas de exiliados cubanos en Miami y Nueva York que apoyan la normalización de las relaciones con Cuba, se desencadenó una ola de especulaciones sobre por qué la agencia federal estaría desplegando una campaña que muchos atribuyeron a remanentes de la Guerra Fría.
¿Intentaban los agentes recopilar información sobre los exiliados cubanos que apoyan el diálogo con el país comunista? ¿Buscaban inteligencia sobre posibles “espías” cubanos que podrían haberlos contactado? ¿O estaría esto relacionado con los misteriosos ataques contra los funcionarios de Estados Unidos en La Habana y que han enfermado a 26 personas?
Ninguna de estas teorías es correcta, de acuerdo con fuentes familiarizadas con los esfuerzos del FBI. Las visitas no estaban relacionadas con una investigación o una amenaza particular, ni siquiera con la política hacia Cuba del presidente Donald Trump, sino que tenían otro propósito: enviar un mensaje claro a Cuba de que el FBI todavía está vigilando a los espías cubanos infiltrados en el país y que la agencia no solo está prestando atención a las amenazas provenientes de Rusia, dijeron las fuentes, que no están autorizados para hablar públicamente sobre el tema.
“Son contactos de rutina, nosotros hacemos eso todo el tiempo”, dijo un oficial de una agencia policial de EEUU. “No estamos presionando una agenda de la administración Trump”.
La iniciativa del FBI, que se alimenta de la teatralidad de la época de Castro, tiene como objetivo poner en guardia a los posibles espías cubanos que podrían operar bajo una cobertura oficial en Estados Unidos.
Por ejemplo, el recientemente designado presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, viajará a EEUU al frente de una amplia delegación oficial a la Asamblea General de las Naciones Unidas, programada para fin de mes en Nueva York.
El Departamento de Estado ha otorgado 18 visas para la delegación, en la que, como acostumbra el gobierno cubano, es probable que viajen agentes de inteligencia.
Se espera que Díaz-Canel se reúna con empresarios estadounidenses y miembros de la comunidad cubanoamericana cercanos al gobierno de La Habana o que favorecen la política de “engagement” propuesta por el gobierno de Barack Obama.
Varios de los activistas que fueron contactados por el FBI recibieron la invitación para asistir a la reunión con la delegación cubana a la ONU, programada para el 28 de septiembre en Nueva York.
Las visitas del FBI fueron reportadas primero por el New York Times. Pero activistas citados por la publicación sugerían que la agencia federal los estaba señalando por sus opiniones políticas a favor de la normalización de las relaciones con Cuba y en contra de la retórica más dura del presidente Donald Trump.
El Nuevo Herald contactó a dos de activistas contactadas por el FBI, pero una de ellas no quiso ser citada.
“Llevo 20 años trabajando el tema de Cuba, por la normalización. Jamás en todo es tiempo me había llamado el FBI”, dijo Elena Freyre a el Nuevo Herald. “Si el motivo es político, están rompiendo con sus propias leyes. El FBI debe tener cosas más importantes que hacer que andar persiguiendo a abuelas cubanas para ver con quién están hablando”.
Según Freyre, agentes del FBI se presentaron a su antiguo trabajo y le dejaron un mensaje de voz en su celular. “Nunca les respondí. No tengo ni las mínimas intenciones de hablar con ellos”, aseguró.
Varios activistas contactados por el FBI en Miami dijeron al New York Times y al Herald que los agentes se identificaron como miembros de una iniciativa con el nombre de “Abdala”, una obra de teatro del escritor y líder independentista cubano José Martí.
Fuente: El Nuevo Herald