EL CAIRO (AP) — Las autoridades egipcias efectuaron el martes el funeral por los 16 soldados muertos en un ataque cometido por presuntos islamistas el fin de semana en la península del Sinaí, cerca de la frontera con la Franja de Gaza e Israel.
La ceremonia fue interrumpida por personas que lanzaron gritos contra las nuevas autoridades islamistas de Egipto.
El gobierno egipcio condenó el ataque, pero éste podría complicarle la intención de disminuir las restricciones en los cruces fronterizos con la Franja de Gaza, territorio gobernado por el grupo fundamentalista Hamas.
Los dolientes acudieron a rezar a la mezquita de un suburbio oriental de El Cairo antes de que los ataúdes, cubiertos con la bandera nacional, fueran llevados a una plaza cercana donde fue realizada una ceremonia castrense encabezada por el ministro de Defensa, Hussein Tantawi.
Sobre el ataque, las fuerzas armadas informaron que 35 hombres armados agredieron un puesto fronterizo egipcio y dieron muerte a los 16 soldados, para luego apoderarse de un vehículo blindado con el que intentaron irrumpir en Israel. Acusaron a los palestinos de Gaza de ayudar a los atacantes al disparar morteros hacia un cruce fronterizo cercano justo cuando comenzaba el ataque.
Al parecer, los agresores formaban parte de un grupo menor de la insurgencia islámica que se encuentra activo en el Sinaí desde hace una década, y que está aliado con insurgentes inspirados por al-Qaida tanto en Gaza y en el Sinaí.
El presidente egipcio Mohamed Morsi, del partido Hermandad Musulmana, y los gobernantes de Hamas en Gaza tienen una tradición política islamista diferente a la de los milicianos del Sinaí. Pero los asistentes al funeral parecieron culparlos de las muertes.
«La Hermandad y Hamas son una mano sucia», gritaron algunos de los dolientes.
Sorpresivamente, Morsi no asistió al funeral, aunque se trasladó por aire al Sinaí el lunes para examinar la región fronteriza y familiarizarse con los planes para combatir a la insurgencia en el área.
El primer ministro Hesham Kandil asistió a los funerales y fue abucheado por varias personas. Algunas le arrojaron zapatos, mientras otros los alzaban y utilizaban para señalar a Kandil con la suela en un gesto de desprecio. Kandil abandonó el lugar.
Kandil no pertenece a la Hermandad, pero es conocido como un devoto musulmán que algunos medios de comunicación lo ubican como receptivo con ese partido.
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