WASHINGTON (AP) — Cuando la agencia de ayuda mundial del gobierno de Estados Unidos puso en marcha planes secretos para socavar el gobierno comunista de Cuba, no usó a la CIA para la tarea. En su lugar, utilizó contratistas poco conocidos para que realizaran las operaciones, lo que condujo a múltiples detenciones y el arresto de alto perfil del estadounidense Alan Gross.
La puesta en libertad de Gross de una prisión cubana el miércoles subraya los peligros de los socios de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés) en Cuba.
Esos grupos recibieron millones de dólares para ejecutar las operaciones clandestinas, pero fracasaron repetidamente en la tarea de evitar ser detectados en un país donde el trabajo de USAID es ilegal.
The Associated Press reveló este año cómo una de esas empresas —que trabajó bajo la supervisión de la USAID— trató de promover cambios desde la base social cubana, mediante una versión cubana de Twitter llamada ZunZuneo. Organizó un taller sobre el VIH para reclutar activistas en Cuba e infiltró la comunidad hip-hop de la nación caribeña.
Los proyectos de la contratista Creative Associates International se cruzaron con la empresa en la que Gross trabajó en el momento de su detención en 2009, Development Alternatives Inc., con sede en Maryland. Gross contrabandeó equipos delicados de tecnología a Cuba —utilizando mochilas y equipaje de mano— para configurar conexiones ilegales de internet. Fue detenido, condenado y declarado espía por el presidente cubano, Raúl Castro.
El presidente Barack Obama dijo el miércoles que Estados Unidos restablecerá relaciones diplomáticas con Cuba, pero no quedó claro si tales proyectos prodemocráticos estadounidenses cesarán alguna vez. Funcionarios del gobierno de Obama reiteraron esta semana que ese trabajo de promoción de la democracia en Cuba continuará.
Los programas, dados a conocer en una serie de reportajes de la AP, fueron desechados después de ser descubiertos por las autoridades cubanas o bien porque se quedaron sin fondos. En Estados Unidos, los legisladores no podían creer al enterarse de los contratiempos de principiantes y, en última instancia, ordenaron a la USAID que no realizara ningún trabajo arriesgado en países políticamente represivos.
Sin embargo no quedan claras, si es que habrá, las consecuencias para contratistas como Development Alternatives o Creative Associates.
Development Alternatives, más conocido como DAI por sus siglas en inglés, sigue siendo uno de los mayores contratistas de la USAID. Desde 2009 a mediados de diciembre de 2014, mientras Gross estuvo encarcelado en Cuba, los ingresos de la empresa por su trabajo en 392 proyectos de la USAID totalizaron 2.300 millones de dólares, según datos facilitados por el portavoz de DAI, Steven O’Connor.
«Seguimos siendo un socio activo de la USAID», dijo O’Connor el jueves. «Orgullosos de serlo», subrayó.
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Los periodistas de The Associated Press Richard Lardner y Monika Mathur colaboraron para este despacho
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