LOS ANGELES (AP) — Los «dreamers» que decidan acogerse al plan de cese de deportaciones del gobierno de Barack Obama podrían aprovechar algunas lecciones derivadas de un programa afín: el Estatus de Protección Temporal, o TPS por sus siglas en inglés, que beneficia a miles de centroamericanos, de acuerdo con varios expertos.
Aunque ambos planes son alivios migratorios diferentes jurídicamente, se parecen en algunos aspectos: contemplan el cese de las deportaciones, son temporales y requieren la tramitación de un permiso de trabajo, señalaron expertos entrevistados por The Associated Press.
El alivio para los jóvenes traídos de pequeños al país ilegalmente por sus padres y que estudian o se enlistan en las fuerzas armadas, llamados «dreamers», o soáadores, anunciado hace dos semanas es una orden ejecutiva, mientras que el programa para centroamericanos es una medida especial del Congreso estadounidense para ciudadanos de países que hayan sufrido desgracias naturales.
Y aunque ambos planes difieren en el tipo de población que benefician –los «dreamers» son gente joven, que habla bien inglés y ha estudiado, mientras que los centroamericanos del TPS tienden a ser adultos con limitada educación y escaso dominio del inglés–, los beneficiarios del plan de Obama podrían aprender de las experiencias del TPS, sobre todo de la necesidad de llevar a cabo campañas para recordar que hay que renovar el permiso.
Por más educación que tengan, los «dreamers» siempre necesitarán orientación, asesoría profesional, ánimo para inscribirse y recordatorios, coincidieron los expertos.
«Todos los años es el mismo reto, un reto muy grande. Hemos aprendido que hay que estar informándoles constantemente sobre los cambios del programa. Cada año y medio, cuando más o menos se aprueba la extensión del TPS y tenemos que hacer una campaña para recordar a la gente que tramite su renovación porque la gente se olvida», explicó Carlos Vaquerano, director ejecutivo de la Fondo Salvadoreño-Americano para el Liderazgo y la Educación, organización no lucrativa que trabajado de cerca en asuntos de TPS.
La campaña de recordatorio sería particularmente importante porque los «dreamers» probablemente tengan plazos limitados para tramitar su renovación, tal como ocurre con los beneficiarios del TPS.
«La gente se olvida de que hay tiempo limitado para reinscribirse, generalmente 60 días. Mucha gente deja todo para último minuto y eso crea un gran riesgo. Las campañas que hacemos son para recordarles la fecha límite, para que así planifiquen con tiempo», dijo Martha Arevalo, directora interina del Centro de Recursos Centroamericanos, en Los Angeles, otra organización que trabaja con casos de TPS.
Las organizaciones de apoyo a los «dreamers» enfrentan un desafió mayúsculo ya que hay unos 800.000 jóvenes que podrían beneficiarse con el programa, según cálculos del gobierno. Esto es cuatro veces los beneficiados con el TPS.
«Mucha gente no tramitó el TPS por miedo. Y eso que entonces no había la persecución que hay ahora, como la ley SB1070 en Arizona. Por eso los consulados y las organizaciones comunitarias van a tener un rol importante para crear conciencia sobre la inscripción», dijo Vivian Panting, ex cónsul de Honduras en Los Angeles y ahora Comisionada Especial de Honduras en Estados Unidos para Asuntos Migratorios. «La inscripción tiene que ser una campaña titánica para asegurarse de que nadie se quede afuera».
Actualmente hay unos 207.000 centroamericanos que se benefician de TPS humanitario, la mayoría de ellos salvadoreños, de acuerdo con Arevalo. El gobierno otorgó TPS a nicaragüenses y hondureños en 1999 debido a los desastres causados por el huracán Mitch, mientras que los salvadoreños lo recibieron dos años después, cuando un terremoto azotó su país.
Otro problema que enfrentan los beneficiarios del TPS es la falta de dinero para pagar los crecientes costos de las renovaciones, que es de 380 dólares. Si bien este factor tal vez no sea tan pesado para los «dreamers», que por sus estudios y dominio del idioma tienen mejores oportunidades laborales, seguramente habrá familias con varios hijos a las que les costará reunir esa suma.
«Si hay una familia de cuatro hijos y el costo es de, digamos, cientos de dólares por cada uno, las renovaciones serían un costo alto por todos los hijos», explicó Arevalo. «Quisiéramos sugerir a los dirigentes estudiantiles, aunque estoy segura de que ellos ya lo han pensado porque son muy inteligentes, que consideren crear un programa de financiamiento para que esto no sea factor».
Otro problema a enfrentar serían las estafas a manos de personas inescrupulosas. Por esto y porque el proceso no ofrece garantías, ya que cada caso será evaluado independientemente, sería siempre recomendable que los estudiantes buscaran ayuda profesional, aún cuando ellos sean profesionales capacitados, dijo Meredith Brown, abogada especializada en casos de TPS.
«Imáginate, nosotros (los abogados) todavía estamos hablando de las áreas grises del nuevo plan de Obama», señaló Brown, quien se especializa en casos de TPS. «Si nosotros no sabemos algunas cosas todavía, porque aún no han dado instrucciones detalladas, los estudiantes deberían ser muy cuidadosos y buscar asesoría legal, la opinión de un profesional».
El primer año, el total de acogidos bajo el plan de Obama será alto pero probablemente irá decreciendo conforme pase el tiempo, un proceso natural ocurrido con el TPS que responde, entre otras razones, a que muchos beneficiarios regularizarán su estatus migratorio a través de matrimonios u otras vías, explicaron los expertos.
Algo que se puede descartar es que algunos «dreamers» regresen a sus países de origen, como lo hacen muchos centroamericanos.
«Para los ‘dreamers’ este es su país, ellos son americanos (estadounidenses) y no van a regresar a ninguna parte, se van a quedar aquí», dijo Vaquerano.
Por otro lado, los jóvenes sin papeles que logren un cese a sus deportación y permisos de trabajo experimentarán la incertidumbre que muchos beneficiarios del TPS sienten desde hace años: vivir sin saber a ciencia cierta si podrán renovar sus beneficios en dos años.
«Desgraciadamente, en ese sentido les va a tocar vivir lo que los centroamericanos pasan durante cada renovación del TPS», lamentó Angélica Salas, directora ejecutiva de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes en Los Angeles.
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E.J. Támara está en Twitter como: https://twitter.com/EJTamara
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