Carlos Díaz-Rosillo, director del Adam Smith Center, advirtió que la estrategia arancelaria de Trump tiene un objetivo geopolítico claro y recordó que el presidente ha sido coherente en su discurso desde hace más de 40 años. En una entrevista con el programa Cada Tarde por Actualidad Radio, Díaz-Rosillo analizó el alcance de la política arancelaria del presidente Donald Trump y su impacto tanto en la economía como en el tablero geopolítico.
“Trump ha sido absolutamente coherente en su visión de los aranceles desde los años 80. Lo decía como empresario y lo sostiene como político”, afirmó el académico. “Puede que no todos estén de acuerdo con él, pero no se puede negar que su mensaje ha sido claro durante más de cuatro décadas”. El Dr. Díaz-Rosillo destacó que más allá de los beneficios económicos, la política arancelaria tiene una clara intención estratégica: “Es una señal de fuerza a China. Por primera vez en décadas, un presidente de Estados Unidos está dispuesto a jugar duro con el régimen chino”.
Agregó que las consecuencias se han hecho notar: “En cuestión de semanas, muchas fábricas chinas entraron en crisis, y se han reportado disturbios por falta de pago a trabajadores”. Sin embargo, el académico también advirtió sobre posibles efectos colaterales: “Existe el riesgo de que, al imponer aranceles no solo a China, sino a otros países aliados, estos terminen acercándose más a China. No creo que suceda, pero es un riesgo real”.
Consultado sobre por qué esta estrategia no se aplicó con fuerza durante el primer mandato de Trump, Díaz-Rosillo fue contundente: “El gran obstáculo del primer gobierno fueron los infiltrados internos. Muchos funcionarios de alto nivel le decían ‘sí presidente’ y después hacían lo contrario”. A partir de la experiencia personal de Díaz-Rosillo en la Casa Blanca, donde tuvo un rol clave en la coordinación interdepartamental, el invitado aseguró: “Me consta. Vi secretarios del gabinete saboteando la implementación de las políticas presidenciales”.