El dólar se ha fortalecido tanto que casi alcanza la paridad con el euro por primera vez en 20 años. La tendencia amenaza con perjudicar a las empresas estadounidenses porque sus bienes se vuelven más caros para los compradores extranjeros. Si se debilitaran las exportaciones de Estados Unidos, lo mismo sucedería a la economía, que ya se está frenando.
No obstante, esto tiene un aspecto positivo para los estadounidenses: un dólar más fuerte significa un pequeño alivio de la inflación desenfrenada, porque la enorme gama de productos importados a Estados Unidos —desde autos y computadoras hasta juguetes y equipos médicos— se vuelven menos caros. Un dólar fortalecido también favorece a los turistas estadounidenses en Europa.
El índice dólar, que mide el valor de la moneda estadounidense contra una canasta de seis monedas extranjeras, ha subido casi 12% este año a su mayor altura en dos décadas. El valor del euro está apenas por debajo de 1,02 dólares.
El aumento del dólar se debe principalmente a que la Reserva Federal está elevando las tasas de interés de manera más enérgica que los bancos centrales de otros países a fin de tratar de enfriar la inflación más alta de las últimas cuatro décadas.
Con la elevación de las tasas de interés, aumenta el rendimiento de los bonos del Tesoro norteamericano, lo cual atrae a inversionistas en busca de rendimientos más altos que en el resto del mundo. La creciente demanda de valores denominados en dólares fortalece a su vez el valor de la moneda.
Otro factor que contribuye a volver más atractiva la divisa estadounidense es que a pesar de la inquietud sobre una recesión en potencia en Estados Unidos, “la economía está asentada sobre bases más firmes que las de Europa”, explicó Rubeela Farooqi, de la consultora High Frequency Economics.
El euro no caía por debajo del dólar desde el 15 de julio de 2002. Ese día, el euro superó rápidamente la paridad debido a que el enorme déficit comercial y los escándalos contables en Wall Street provocaron la caída de la moneda estadounidense.
Este año, el euro se ha debilitado debido en gran medida a los temores crecientes de una recesión en los países del euro. La guerra en Ucrania ha magnificado los precios del petróleo y el gas, lo que ha golpeado a los consumidores y negocios europeos.