“Siempre vienen muchas personas y es difícil de controlar, cuando hay tantas personas en un lugar tan chico. Este año yo salí el sábado por la noche, no muy tarde. Estuve en Ocean Drive hasta las diez. Estaba todo muy bonito, no estábamos tan apretados como otras veces, yo creo que estaba más suave. Todo el mundo estaba muy contento, no se veían tomando en la calle. De verdad respetaron donde estaban”.
“Lo que cambiamos fue el plan de movimiento en la playa, entraban por MacArthur, daban la vuelta y volvían a salir. No podían entrar a los barrios. Estaba todo muy cuidado para que no pasara lo que pasaba antes. Eso hizo que el tráfico moderara, iban más despacio”.
“Hicimos muchos anuncios, que respetaran, que tuvieran cuidado, que no se iba a permitir tomar en la calle. Dimos con mucha anticipación las reglas que íbamos a tener y todo el mundo las respetó. Me sentí muy bien, estaban todos los muchachos jóvenes, hay que darle las reglas, y todos estaban de los más bien”.
“Caminé todo Ocean Drive, lo caminé sola, la policía estaba encubierta, porque me reconocieron, me sentí muy bien”.
