La peregrinación, que ya fue blanco en los últimos días de dos ataques que dejaron 37 muertos, se desarrolla en medio de fuertes medidas de seguridad. «No tenemos miedo de las explosiones, nada podrá detenernos», dijo, desafiante, Mohamed Nayef, un peregrino que viajó desde la provincia de Babilonia, al sur de Bagdad.
El grupo radical sunita, que considera a los chiitas herejes, ha reivindicado en el pasado varios atentados contra peregrinos.
«No tenemos miedo de las explosiones, nada podrá detenernos»
Las celebraciones fueron blanco, el lunes, de un ataque con coche bomba, que dejó al menos 14 muertos y 41 heridos, según las autoridades iraquíes. Entre las víctimas hubo mujeres y niños. Dos días antes, 23 personas murieron en un ataque similar en un barrio periférico de Bagdad.
Para atenuar los riesgos, las autoridades desplegaron fuertes medidas de seguridad y cerraron las principales avenidas de la capital durante las celebraciones. «Las explosiones aumentaron mi determinación y fuerza para desafiar» a los autores de los ataques, afirmó Abas Mustafa, un peregrino de 63 años. Mustafa tomó lugar en medio de la marea humana de peregrinos que marchaban detrás de la réplica de un ataúd por las calles de Bagdad, hasta el mausoleo del imán Mussa Kazem en el barrio de Kadhimiya.
Con gritos y llantos, los peregrinos expresaban su dolor, en homenaje a esta gran figura del chiismo, la rama del islam a la que pertenece la mayoría de los iraquíes.
Esta peregrinación se desarrolla en medio de una importante crisis política en Bagdad. Miles de manifestantes ocuparon el Parlamento durante varias horas el fin de semana pasado para exigir un nuevo gobierno capaz de aplicar reformas anticorrupción.
Varios partidos se oponen al proyecto del primer ministro Haider al Abadi de formar un gobierno de tecnócratas por miedo a perder sus privilegios.
Esta peregrinación se desarrolla en medio de una importante crisis política en Bagdad
Los manifestantes del fin de semana son partidarios del dignatario chiita Moqtada Sadr, que amenazó con nuevas acciones fuertes si los diputados no aprueban el nuevo gobierno.
Estados Unidos sigue de cerca esta crisis, que teme aleje a las autoridades iraquíes de la reconquista de los territorios controlados por el ISIS, en particular Mosul, la segunda ciudad del país.
Los yihadistas mataron el martes, al norte de esta ciudad, a un soldado estadounidense que se desempeñaba como consejero de las fuerzas kurdas desplegadas en esta zona, anunció el Pentágono.
Cerca de 4.000 militares estadounidenses están presentes en Irak, en el marco de la coalición internacional dirigida por Washington, para aconsejar y entrenar a las tropas iraquíes, pero no participan directamente en los combates terrestres contra el Estado Islámico.
Fuente: Infobae.com