WASHINGTON (AP) — El escándalo sexual que derivó en la renuncia del director de la CIA, David Petraeus, se extendió el martes, cuando se reveló que el comandante principal de las fuerzas estadounidenses en Afganistán es investigado por supuestas «comunicaciones inapropiadas» con otra mujer involucrada en el caso.
El FBI buscaba apaciguar al Congreso, al preparar un cronograma de la investigación que divulgó la relación extramarital de Petraeus con su biógrafa Paula Broadwell. Pero la situación pareció enredarse aún más, luego que el secretario de Defensa, Leon Panetta, reveló que el Pentágono ha abierto una investigación interna sobre los correos electrónicos enviados por el general John Allen a una mujer de Florida, involucrada en el caso.
Allen sustituyó a Petraeus como el comandante de las fuerzas de la OTAN en Afganistán, en julio de 2011. Está ahora en duda su nominación como el próximo jefe del Mando Estadounidense en Europa y como comandante de las fuerzas de la OTAN en ese continente.
Así, el escándalo podría descarrilar la carrera de otra reputada figura militar.
En un comunicado emitido por la Casa Blanca el martes por la madrugada, el vocero de Seguridad Nacional, Tommy Vietor, dijo que el presidente Barack Obama ha suspendido la nominación de Allen, a petición de Panetta. Según la declaración, Obama «sigue concentrado en apoyar plenamente a nuestras extraordinarias fuerzas y a nuestros socios de la coalición en Afganistán, a quienes el general Allen sigue encabezando como lo ha hecho de manera capaz durante más de un año».
El FBI investigó correos electrónicos intimidatorios de Broadwell a Jill Kelley, residente en Florida y amiga de la familia de Petraeus. Esa pesquisa llevó a descubrir comunicaciones entre Broadwell y Petraeus que indicaban una relación entre ambos.
Petraeus reconoció la relación extramarital el viernes, al renunciar al cargo de director general de la CIA.
Un funcionario del Pentágono, a bordo del avión que transportaba a Panetta a Australia, dijo que se revisan entre 20.000 y 30.000 páginas de correos electrónicos y otros documentos intercambiados entre Allen y Kelley entre 2010 y 2012, a fin de detectar «comunicaciones inapropiadas». El funcionario se abstuvo de decir si esta comunicación implicaba asuntos sexuales o si incluiría revelaciones no autorizadas de información secreta.
Aclaró que no sabía si Petraeus era mencionado en los correos.
Allen refuta haber participado en algún acto indebido. Si se descubre que Allen tuvo una relación con Kelley, podría enfrentar cargos de adulterio, un delito bajo el código de justicia militar.
El caso de Petraeus ha conmocionado al Congreso. Varios legisladores consideran que se les debió haber informado antes sobre la investigación que ha estremecido la estructura de poder dentro de los cuerpos militares y de inteligencia.
El representante republicano Peter King, presidente de la Comisión de Seguridad Interna, consideró que las revelaciones más recientes sobre el caso se asemejan a «una tragedia griega».
«Es trágico», dijo King el martes a la cadena NBC. «Esto tiene en cierto modo los elementos de una película de Hollywood o de una novela barata».
Tres cuestiones inquietan particularmente a los legisladores: qué sabía el FBI, cuándo notificó a los funcionarios principales del gobierno de Obama y cuándo decidió informar al Congreso.
La Casa Blanca no estaba informada de la investigación del FBI sobre Petraeus hasta el 6 de noviembre, el día de las elecciones, aunque los agentes comenzaron a indagar los actos del jefe de la CIA meses antes, a mediados de este año. La senadora demócrata Diane Feinstein, presidenta de la Comisión de Inteligencia, se quejó de haberse enterado del asunto por la prensa, la semana pasada, y dijo que debió confirmar la información mediante una llamada telefónica al director de la CIA, el viernes.
Ese fue el mismo día en que Obama aceptó la renuncia de Petraeus, de 60 años. También fue cuando el general de cuatro estrellas, retirado del ejército y quien dirigió las operaciones militares de Estados Unidos en Irak y Afganistán antes de hacerse cargo de la CIA, reconoció su relación extramarital, ofreció disculpas y dimitió.
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Burns informó desde Perth, Australia. Los periodistas de la AP, Nedra Pickler, Larry Margasak y Adam Goldman, contribuyeron a este despacho.
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