La demanda de viviendas nuevas en Estados Unidos aumentó en 4,3% en enero, con lo que el mercado de viviendas se mantiene como uno de los sectores más robustos de la economía estadounidense.
El aumento registrado el mes pasado llevó las ventas de viviendas nuevas a una tasa anual ajustada de 923.000, reportó el miércoles el Departamento de Comercio, mucho más que las 855.000 anticipadas por los economistas. Al mismo tiempo la cifra de diciembre fue corregida al alza: de 842.000 a 885.000.
Las ventas de viviendas nuevas actualmente están 19,3% por encima de lo que estaban hace un año.
“Las ventas hubieran sido incluso mayores si las empresas hubieran podido construir más rápido”, estimó Robert Frick, economista de Navy Federal Credit Union.
“La oferta es una cara del tema, y para muchos ciudadanos que están tratando de comprar su primera vivienda, el aumento de los precios los está dejando fuera del mercado”, añadió.
Si bien el precio medio de una vivienda nueva en enero disminuyó a 346.400 dólares, es un aumento de 5% con respecto a lo que era hace un año y es mayor al aumento en las compensaciones económicas en Estados Unidos. La demanda, impulsada por tasas hipotecarias sumamente bajas, ha hecho subir los precios en el año transcurrido.
El costo de la mano de obra y de los materiales también está en ascenso. Los precios de la madera se han incrementado en 130% en el año pasado, lo que a su vez infla el precio de una vivienda nueva.
Tras un declive de tres meses durante la primavera, el sector de viviendas se disparó en el verano y el otoño (hubo un ligero descenso en noviembre) y ahora parece seguir en aumento al aproximarse la primavera y la temporada de construcción.
Las ventas de viviendas disminuyeron solamente en el noreste de Estados Unidos, con un declive de 13,9%. Las ventas aumentaron 12,6% en el centro-occidente del país, 6,8% en el occidente y 3% en el sur.
El sector vivienda se ha mantenido fuerte pese a los estragos que ha causado la pandemia del coronavirus en la economía. Los economistas ahora se preocupan de que haya suficiente oferta y que los precios sean asequibles. El inventario de viviendas disponibles disminuyó a cuatro meses. En enero del año pasado, había inventario para cinco meses.