Corea del Norte lanzó el lunes dos proyectiles, que se creía eran misiles balísticos de corto alcance, que salieron hacia el mar en dirección este, según las autoridades surcoreanas. El lanzamiento reanudaba las demostraciones armamentísticas tras un receso de varios meses que podría haber sido forzado por la crisis del coronavirus en Asia.
Los lanzamientos se hicieron dos días después de que los medios estatales norcoreanos dijeran que el líder Kim Jong Un había supervisado un simulacro de artillería para probar la preparación de combate de unidades en zonas orientales y de vanguardia.
Los proyectiles lanzados desde una zona cerca de la población costera de Wonsan recorrieron unos 240 kilómetros (149 millas) hacia el noreste con un apogeo de unos 35 kilómetros (22 millas), según el Estado Mayor surcoreano. Los Ejércitos surcoreano y estadounidense analizaban el incidente. Funcionarios del Estado Mayor indicaron después a la prensa que se creía que se trataba de misiles balísticos de corto alcance.
Era probable que Corea del Norte hubiera probado un nuevo sistema de misiles con combustible sólido y que se lanza desde un vehículo, o un prototipo del lanzacohetes múltiple “súper grande” que mostró varias veces el año pasado, indicó Kim Dong-yub, analista del Instituto de Estudios del Lejano Oriente en Seúl. Los expertos señalan que estas armas podrían tener la capacidad de sobrepasar sistemas antimisiles y ampliar la capacidad norcoreana de atacar objetivos en Japón y Corea del Sur, incluyendo las bases estadounidenses en ambos países.
Kim comenzó el año prometiendo reforzar su capacidad nuclear disuasoria ante la “mafiosa” campaña estadounidense de sanciones y presiones. Aprovechando un importante reunión del partido gobernante a finales de diciembre, advirtió de medidas “chocantes” en las paralizadas negociaciones nucleares con el gobierno de Trump.
También dijo que el país presentaría pronto una nueva “arma estratégica” e insistió en que Corea del Norte ya no estaba “sujeta de forma unilateral” a una suspensión autoimpuesta en las pruebas de misiles nucleares y balísticos internacionales.
Pero la falta de actividad de pruebas en los últimos meses hizo que los expertos se preguntaran si Pyongyang estaba conteniendo sus demostraciones mientras durase una dura campaña contra el nuevo coronavirus, que los medios estatales han descrito como un asunto de “existencia nacional”.
La última demostración de fuerza de Kim parecía dirigida a subir la moral de las tropas, reforzar la unidad interna y mostrar que el país está bien pese a las preocupaciones externas sobre cómo podría afrontar un brote vírico.
Corea del Norte aún no ha confirmado ningún caso de COVID-19, la enfermedad que provoca el nuevo virus, aunque medios estatales han insinuado que un número desconocido de personas estaba en cuarentena tras mostrar síntomas. Corea del Norte ha cerrado casi todo el tráfico transfronterizo, prohibido la entrada a turistas, aumentado los controles en los puntos de entrada y movilizado a decenas de miles de trabajadores sanitarios para monitorear a la población y aislar a los que tengan síntomas.
Fuente: AP