¿Llevar a cabo una edición de Copa Davis en una cancha residencial?
Así ocurrió este fin de semana en el Doral Park Country Club, cuando la delegación de Venezuela venció a su similar de Bahamas en un encuentro correspondiente a la Zona II Americana del torneo.
Encuentro llevado a cabo sobre un mismo asfalto en el que cualquier joven de la comunidad tiene la posibilidad de jugar al tenis, y que arropó por tres días un nivel de competencia profesional, con uno de los torneos más importantes a nivel de selecciones.
Meses atrás la Federación Internacional de Tenis (ITF por sus siglas en inglés) decretó la suspensión de Venezuela como sede de este encuentro por la inseguridad que se vive en el país suramericano, basándose en una tasa criminal para vetarla.
“Es injusta [la suspensión], pero son decisiones de la ITF”, mencionó el ex número uno de Venezuela y uno de los organizadores del evento en el Doral, Jimmy Szymasnki, en exclusiva para DIARIO LAS AMÉRICAS. “Otros eventos deportivos, como la eliminatoria mundialista de la FIFA se han disputado en Venezuela y la seguridad no ha fallado. Es injusto el veto”.
Pero a pesar de lo surrealista de presenciar una Copa Davis en un conjunto residencial, y con una capacidad mínima para espectadores, el resultado estuvo muy por encima de lo estimado, con una asistencia que hizo sentir al Doral como una provincia venezolana más.
“Esa fue la intención de hacerlo aquí”, dijo Szymasnki refiriéndose a la cantidad de venezolanos que habitan en esa localidad. “(Los representantes de Venezuela, Ricardo Rodríguez y Luis David Martínez) entrenan y tienen muchos amigos aquí. Sera importante sentirse como en casa para intentar subir de categoría”, mencionó sobre la intención del equipo de volver a la Zona I del continente.
Los aficionados que se dieron cita a las canchas del Doral tuvieron la oportunidad de presenciar un evento cercano y familiar, en donde se respiraba la nostalgia y añoranza de los venezolanos que solían asistir a estos torneos en suelo tricolor, pero que la diáspora ha obligado que hasta algunos de los eventos deportivos busquen otros destinos fuera de sus fronteras.
La capacidad del evento no reflejó la calidad del tenis mostrado. Los dos raquetas suramericanos están entre los mejores 300 del mundo, mientras que uno de los representantes de Bahamas, nacido en Estados Unidos, llegó a ser el número uno a nivel juvenil en el país norteamericano. Causa principal de lo competitivo del encuentro entre ambos países.
“Estamos sacando el dinero de nuestro bolsillo”, dijo Szymasnki sobre la tarea de organizar en semanas un torneo que amerita meses de delicada preparación. “Sin embargo la respuesta ha sido muy positiva; con la cantidad de voluntarios que se han ofrecido, con el fin de organizar un evento pensado para la familia, y que vaya más allá del tenis”, dijo terminando sus declaraciones antes del comienzo de la Copa Davis.
Así fue, tal vez más allá de lo esperado, con el Doral sirviendo como una sede improvisada que terminó regalándole a los aficionados, y a unos cuantos curiosos, un tenis de primer nivel en un modesto asfalto, en el que a estas horas, varios pequeños probablemente estén practicando sus técnicas, soñando con llegar a estar en el nivel de los que pisaban esas mismas superficies apenas unas horas atrás.