MIAMI.- JOSÉ PERNALETE/ DLA
jpernalete@diariolasamericas.com
@jpernalete
La discreta comunidad de casas rodantes Courtly Manor, ubicada en el 12401 de Okeechobee Road, muestra una aparente fachada de comunidad tranquila, como cualquiera de las que existen en Miami.
Pero la realidad al ingresar a esa vecindad es completamente distinta ante las quejas de un grupo de personas que representa a 527 familias que residen en el lugar.
El señor Adalberto Martínez lleva más de cinco años reuniendo documentos que registran lo que considera el deterioro progresivo del campo de viviendas móviles.
“Ya no tenemos a quien hacerles llegar nuestras molestias, hemos ido a la Fiscalía estatal del Condado y ni siquiera la Alcaldía de Hialeah Gardens nos atiende, nos dicen que esto es propiedad privada y no pueden hacer nada” explicó.
Entre las denuncias que sostiene Martínez está que con el tiempo las tuberías de drenajes han colapsado. “Ahorita apenas está lloviendo poco y ya tenemos patios repletos de agua por la falta de circulación”.
Insiste en que incluso dentro de las casas rodantes, las aguas negras [albañales] superan los niveles y no pueden ser desechas. Afirmó que el problema de cañerías se presenta severamente justo debajo de las casas rodantes, con agua acumulada debajo del piso de los inmuebles.
“Los supuestos dueños de esta propiedad residencial no responden a nuestros reclamos, al igual que la alcaldía del municipio o el Condado. No sabemos qué está pasando” dijo el vecino afectado.
Otra de las molestias que señala es el incremento de servicios que anteriormente incluso eran gratis. Así sucedió con el suministro de agua que ahora debe ser cancelada por estos residentes.
“La renta de este lugar también está aumentando anualmente. Cada mes el incremento es de 25 dólares, es decir, todos los años se eleva 320 dólares el alquiler” reclamó.
La limpieza de las calles, la retirada de basura por parte de camiones, el contenedor que tenían en el interior del parque residencial y la lavandería son beneficios con los que ya no
cuentan los vecinos, aseguró.
(FOTO: ÁLVARO MATA)
Adicionalmente tienen un lago artificial por el que se mantienen alertas ante el hallazgo de peces muertos semanas atrás. “Tememos por aquellos a quienes les gusta pescar allí, nadie nos explica cómo está esa agua” agregó.
Vecinos sin respuesta
Otra de las afectadas por estas condiciones es Ester Torres, quien tiene 30 años residiendo en ese conjunto móvil, “y he visto como esto ha ido de ser muy bonito, a lo peor que es ahora”.
Dijo que así como su vecino, ella en su casa decidió ampliar la vivienda para construir otra área y ayudarse con la renta, alquilando a otro inquilino en su casa. “Esto lo hemos hecho sin pedir ningún tipo de autorización porque las autoridades no nos prestan atención, mi retiro no me alcanza para pagar esa mensualidad”, apuntó.
Antonio Amaro también se mostró molesto y con evidencias en mano, contó que envió un sobre a la supuesta dirección de los propietarios del campo con constancias y denuncias a la policía sobre ruidos molestos por parte de vecinos. Su dolor de cabeza fue mayor cuando la carta certificada fue devuelta al remitente por destinatario inexistente.
“Están esperando que haya una desgracia entre los vecinos, además la administración de este lugar permitió que los carros sean estacionados en las aceras, violando el derecho de tantos ancianos que hay acá para caminar libre y de manera segura”, lamentó.