Para José Adán Gutiérrez, experto en seguridad, defensa y operaciones militares, el escenario ya entró en una fase decisiva.
“Cualquier operación que Estados Unidos ejecuta es una secuencia de eventos de armas combinadas. No es mano a mano: todo sucede al mismo tiempo.”
Según Gutiérrez, el despliegue no es un simple movimiento de buques. Es una infraestructura completa que se ha ido ensamblando pieza por pieza: el portaaviones USS Gerald R. Ford, bases aéreas en Cuba, Puerto Rico, Honduras, El Salvador y Aruba, y la integración de plataformas autónomas conocidas como “Lanza del Sur”.
“Esas plataformas robots submarinas, de superficie y aéreas, integradas por satélite le pasan como el 30% del poder a la flota.”
El mensaje es claro: el control del mar y del aire ya está garantizado. Y la coordinación entre nodos de mando permite ejecutar una operación sin depender de un solo centro de control. Una red distribuida, veloz y casi imposible de interrumpir.
Un detonante dentro de Venezuela cambiaría todo
Si ocurre un quiebre interno, EEUU está preparado: “Toda la fuerza que tenemos allí está lista para actuar de manera coordinada, para apoyar y proteger a las fuerzas que quieran sacar al dictador Nicolás Maduro.”
“Los ataques contra los terroristas no tienen piedad. Estados Unidos no negocia con terroristas. Ya cuando se han marcado como blancos, no hay regreso.”
La frase que revela el momento: Find, Fix & Finish
Gutiérrez confirma que el plan está prácticamente cerrado y que las fuerzas ya entraron en la fase final: “Significa que se están puliendo los puntos finales. Es como pulir la platería antes de poner la mesa.”
Una mesa que, según él, ya está servida.
Mientras tanto, la llegada del jefe del Estado Mayor de EEUU a Puerto Rico —y su recorrido por otros puntos estratégicos del Caribe— no es simbólica.
El tablero ya está dibujado. Las piezas están en posición. Y el lenguaje militar no deja espacio para interpretaciones ingenuas.