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Cifras de desempleo esconden realidad de la calidad de vida, según Reserva Federal

por actualidad

Los niveles mínimos de desempleo ahora en Estados Unidos son -sin dudas- una excelente noticia para los norteamericanos, después de que una crisis que se agudizó entre el 2008 y el 2012 dejara sin trabajo a millones de personas, que a su vez, también perdieron su estatus crediticio y hasta sus propiedades.

Si nos guiamos por las estadísticas, el panorama sería casi un idilio para la mayoría en edad laboral. Sin embargo, detrás de esas cifras se esconde la realidad, no solo para el país sino para la Florida y en particular para el sur del Estado del Sol.

Osvaldo López obtuvo su ciudadanía hace unos 7 años y pensó que al llegar a ese escala social en la primera potencia económica del mundo sus tormentos terminarían, porque encontraría mejores oportunidades de estudio y empleo. Durante meses buscó préstamos para terminar su carrera de ingeniería civil, que comenzó en Cuba y la abandonó antes de terminar por su inminente salida de la isla. Hizo una maestría y por último un doctorado.

López, concluyó siempre sus estudios con calificaciones sobresalientes. Hoy trabaja en una de las grandes compañías de construcción en la Florida y gana más de 35 dólares la hora. Hace años, junto a su esposa, compró su vivienda y cubría las necesidades de su familia, que incluye a dos hijos.

La historia de Osvaldo López es la de muchos hispanos que por su talento y esfuerzo han cumplido lo que desde hace años hizo brillar a esta gran nación: el denominado «sueño americano». Es la historia también de muchos inmigrantes y los nacidos aquí.

Aparentemente, este profesional no afronta problemas financieros. Pero no es así. Osvaldo en los últimos tres años ha utilizado los servicios médicos en varias ocasiones por sus problemas de salud, sin dejar de pagar su seguro y los préstamos por sus estudios. Los altos deducibles y copagos han transformado su supuesta apacible vida. Ahora apenas puede reunirse con su familia, porque dedica más de 14 horas diarias a trabajar.

Desde su casa ahora, en las noches y los fines de semana elabora y corrige planos para otra compañía de construcción. «Jamás he botado mi dinero en vicios ni lujos, todo lo que cobro se me va en gastos fijos y agregados por mis problemas de salud. Es increíble que con más de 35 dólares la hora de sueldo, necesite otro empleo. Mis compañeros, con muchos más años que yo en este país, me cuentan que hace apenas 17 años la realidad era diferente. Muchos vivían con 10 dólares la hora e incluso disfrutaban de merecedias vacaciones. Yo hace cuatro años no puedo hacerlo con mi familia, es realmente impensable».

Él se pregunta cómo se puede mantener hoy a una familia con solo 9 ó 12 dólares la hora, sobre todo en el sur de la Florida. El salario mínimo actual en este Estado es de 8.46 la hora. Muy alejado de lo que pagan los dueños de restaurantes a los meseros y ayudantes, otro tema para análisis.

Lo que oculta el bajo nivel de desempleo

El presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, considera que la situación del mercado laboral muestra importantes fallas. El número de personas que deben sumar varios empleos para tener un salario decente es «muy muy alto», expuso Powell ante un grupo de senadores.

Un poco más del 5% de los trabajadores en Estados Unidos tienen varios empleos. Esa cifra es mayor en el sur del Estado, donde el costo de la vida se ha triplicado.

En los últimos años, algunos legisladores estatales de la Florida han estudiado subir el salario mínimo a 15 dólares la hora, pero no resulta tan fácil balancear el billonario presupuesto de la Florida, un estado con un alto flujo de capitales por sus atractivos y beneficios. En Miami-Dade, uno de los principales condados del país, el presupuesto es de casi 9.000 millones.

Por su parte, la Reserva Federal intenta sostener los intereses bajos para que el consumo no decaiga, mantener activa la economía con inversiones constantes y frenar los niveles de inflación, un denominador que afecta a casi todos los países de la región.

La evolución del salario medio se desaceleró en diciembre por debajo del 3% respecto al mismo mes del 2018, por primera vez en año y medio, según datos oficiales.

«Era de esperar un alza más elevada», teniendo en cuenta la baja tasa de desempleo del 3.6%, dijo Powell, que considera sorprendente que los salarios no hayan aumentado más.

Las personas que dejaron los estudios tras la educación secundaria en Estados Unidos pagan las consecuencias de ese crecimiento débil, ya que sus salarios «están estancados desde hace mucho», añadió el presidente de la Fed.

Una de las lagunas del sistema está, según él, en la formación inicial y continua de los asalariados para que puedan adaptarse a la evolución tecnológica.

El asunto va más allá, las grandes compañías como Amazon, Walmart, Apple, entre otras, han impuesto casi un salario promedio de entre 12 y 15 dólares la hora en sus operaciones y distribución a nivel nacional.

Ese salario en otros estados, donde los precios de los seguros, los productos alimentarios y las rentas son mucho más baratos, ofrecen un nivel de vida medianamente estable, como sucede también al norte de la Florida. Pero en Miami-Dade, por ejemplo, la renta de un apartamento de una habitación y un baño oscila entre 900 y 1.400 dólares mensuales, lo que consume más del 40 por ciento de los ingresos de un trabajador promedio; si la zona es más selecta como Brickell, Coral Gables, Cocount Grove, Key Biscayne y Downtown, ese precio puede llegar a los 2.000.

«Más de 10 años atrás, ese salario per cápita me permitía cubrir todos mis gastos y ‘darme un gusto’ de vez en cuando», afirma Rolando Gutiérrez, un empleado de la construcción. «Tengo un empleo, pero ahora necesito dos para poder vivir».

Con la subida indetenible por años de casi todos los precios, en especial de aseguradoras, alimentos, gasolina, rentas y casi todo tipo de productos necesarios para la vida cotidiana, el salario mínimo en este estado lleva consigo un signo de pobreza.

Las ayudas financieras de los gobiernos locales, estatales y federales para personas de bajos ingresos han subido, pero no lo suficiente para contrarrestar la barrera de gastos de los empleados. Sin mencionar los costos de seguros médicos en la Florida que promedian hasta 300 dólares

mensuales para una persona, pero muchos llegan a pagar el doble, sin incluir luego los deducibles en costos hospitalarios por ingresos y exámenes médicos.

Antes y después de la crisis financiera en EEUU

Comprar hoy una propiedad en el sur de la Florida de dos habitaciones y dos baños supera los 200.000 dólares, lo que se traduce en un pago por encima de los 2.000 dólares entre préstamo, seguro e impuestos. Con los agobiantes precios en casi todos los sectores, para un matrimonio con un hijo resulta casi imposible no tener que utilizar las tarjetas de crédito y así llegar a fin de mes, y por ende, contraer una deuda que devora cualquier bolsillo común.

Antes de la crisis económica del 2007 en Estados Unidos, el costo de la renta de un apartamento de una habitación en el sur de la Florida no superaba los 900 dólares, salvo casos en áreas exclusivas. Una pareja que devengara de 60.000 a 70.000 dólares anuales,podía cubrir sus gastos fijos y disfrutar sus períodos vacacionales y fines de semana en familia.

La llamada burbuja inmobiliaria en EEUU trajo para millones de estadounidense una ruptura de su buen historial de crédito y a su vez la pérdida de propiedades, por lo que tuvieron que irse a una renta y a bancarrota. Estos, junto a otros elementos, provocaron un alza descomunal de los precios de los alquileres y de casi todos los productos de consumo.

Muchos pensaron que al terminar la crisis, retomaríamos los precios de antes, pero todo quedó en hipótesis. Los salarios se estancaron y las compañias comenzaron a reducir los beneficios de los empleados como seguro médico, pago por vacaciones, por días por enfermedad y feriados.

Decenas de negocios en los condados Miami-Dade y Broward cerraron. Pero se abrieron nuevas puertas con la llegada de inversionistas de Brasil, Venezuela y de naciones de Europa, con el dólar debilitado frente al euro.

En el caso de Brasil y Venezuela hubo un éxodo de empresarios que decidieron traer su capital a un lugar seguro. El aumento de la violencia en Centroamérica fue otro factor que provocó el arribo de miles de inmigrantes, entre ellos jóvenes emprendedores y negociantes.

Determinadas áreas como la agricultura y la construcción se beneficiaron de miles de indocumentados en busca de prosperidad. Su necesidad y estatus de ilegalidad los obligaron a aceptar bajos salarios y eso trajo consecuencias para el resto de la fuerza laboral en EEUU y en la Florida. Los empleadores se dieron cuenta de esta gran oportunidad y la aprovecharon.

La era del Part Time

Llegó entonces la era Part Time (trabajos de tiempo parcial) y la disminución de horas laborales para trabajadores a tiempo completo, lo que ha obligado a millones en EEUU a tener otro empleo para únicamente compensar las pérdidas de ingresos.

La oleada de inversiones y las estrategias ya probadas durante crisis anteriores impulsaron la recuparación de la economía estadounidense más rápido de lo previsto, según los analistas. Pero también hubo consecuencias negativas. Los inversionistas extranjeros, entre otros elementos, incrementaron el valor de las propiedades en diversos estados del país como Nueva York, California y la Florida.

Las viviendas de uso y nuevas en el sur de este último estado casi triplicaron su valor, y muchos mordieron el anzuelo para luego perderlo todo. Esos valores no se asemejan a los de hoy, pero tampoco se encuentran muy distantes.

El precio promedio de una propiedad, de tres habitaciones y dos baños, puede superar con amplitud los 300.000 dólares, de acuerdo con el estado del inmueble y la zona donde se encuentre. Agréguele los impuestos por lugar de residencia y el seguro.

Las aseguradoras han incrementado no sólo el valor de sus pólizas, sino las regulaciones, una verdadera pesadilla con rigurosas inspecciones y más gastos para el propietario. No paga lo mismo quien tiene ventanas y puertas de impacto en su hogar y el techo en buenas condiciones, que quien no ha tenido la posibilidad de contar con este tipo de recursos; y así, una lista considerable y de constantes cambios en contra del bolsillo del propietario.

Yanicet, una joven de 26 años de edad, es asistente médico, pero para poder pagar sus estudios y la renta de su apartamento trabaja de noche y los fines de semana en un restaurante en Broward, adonde fue en busca de reducir sus gastos, pero no lo ha logrado.

Hace unos meses se separó de su esposo y ahora intenta rehacer su vida con su hija de 9 años. Su cerco financiero se cierra por día y los acreedores de tarjetas comenzaron a hostigarla con las inoportunas e incesantes llamadas, debido a los atrasos en sus pagos. Ella ha pensado hasta en un tercer empleo. Y como ella, gran parte de madres solteras tienen que acudir a ayudas y préstamos para salir del hoyo financiero. Pero, al final, solamente es un parche temporal. Un ciclo en el que vuelven a caer con solo el paso del tiempo. Hace años una bacarrota era una solución a los problemas financieros de una persona y familia. Hoy no deja de serlo, pero al cabo del tiempo las deudas regresan.

El crédito, una valiosa ayuda con alto costo

El sistema de vida en EEUU se diferencia al resto de muchos países del mundo por sus ofertas de crédito, algo que elevó el nivel de vida de profesionales y trabajadores en general en décadas pasadas, convirtiéndolos en una decisiva clase media, motor para la economía durante muchos años de crecimiento y expansión económica. Por esa época, una tarjeta de crédito de cualquier institución o banco se mantenía entre un 6% y 9% por ciento de interés.

Tras la crisis, ese interés casi se duplicó, incluso para personas con un historial impecable en sus finanzas y con salarios altos y estables, factores que los bancos toman en cuenta para sus cobros.

Una mejor formación permite tener empleos con un mejor salario y eso lleva a una reducción de la desigualdad. «Eso es lo que hizo Estados Unidos durante mucho tiempo», antes de ser alcanzado por otros países, lamentó el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell.

Los más afectados por el desempleo actual son los afroamericanos, porque la cifra en esa comunidad «casi duplica al conjunto de toda la población estadounidense», explicó.

De acuerdo con los cálculos de Pew, en el 2017 había en Estados Unidos 45.6 millones de personas nacidas en otros países, de las cuales 12.3 millones eran residentes legales; 20.7 millones se habían hecho ciudadanos estadounidenses, 10.5 millones eran indocumentados y más de 2 millones estaban con visas temporales.

Pero de la realidad de hoy, no escapa ninguno de ellos. «Ahora trabajamos más, ganamos igual o menos y podemos disfrutar muy poco», comenta Vivian Salazar, empleada doméstica. Es el panorama común para más de la mitad de la población laboral activa en Estados Unidos, cuyos números se agudizan en el sur de la Florida.

El escenario podría empeorar en el Estado del Sol con la implementación obligatoria del sistema E-Veify, según un reciente estudio de Economic Consulting Services.

«E-Verify supondría una pérdida de más de 250.000 empleos y cerca de 1.25 billones en impuestos tributarios locales y estatales cada año. También 10.7 billones en dinero recaudado para las arcas

gubernamentales. Los efectos negativos serían por igual para empleados nacidos en Estados Unidos como para las comunidades de inmigrantes», comentó.

Las industrias del turismo, de la construcción y de la agricultura estarían entre las más afectadas debido a que tradicionalmente emplean más inmigrantes indocumentados que otros sectores.

Los daños serían mayores en los condados del sur de la Florida, donde se perderían casi 146,000 puestos laborales y los ingresos estatales disminuirían 6.2 billones de dólares, mientras que lo colectado en impuestos disminuiría en 756 millones de dólares.

También sufrirían las consecuencias los 15 condados de la región central de la Florida, donde se perderían unos 73.000 empleos, 3.000 millones de dólares en recaudos, y 336 millones de dólares en impuestos tributarios locales y estatales.

No pocos recordamos los años en que venían amigos de otras partes del mundo y quedaban casi petrificados frente al nivel de vida en este país, donde con un empleo medianamente bien pagado se adquirían bienes que aumentaban por años el confort familiar. Un país donde la permanencia en

un puesto de trabajo podía superar los 12 años y más; cuando ir a trabajar era sinónimo de prosperidad y donde dedicar más horas a laborar era un objetivo individual para en apenas años lograr lo inimaginable en cualquier otra parte de este planeta.

Esa añorada versión de Miami, del sur de la Florida y de Estados Unidos cambió radicalmente. «Hoy trabajamos para sobrevivir, lejos de los antiguos beneficios que teníamos. Y resulta mucho más triste que cuando cae el Sol cada tarde en las hermosas costas de la Florida, miles de personas que ya han cumplido una jornada laboral de 8 horas, tengan que comenzar en la noche otro empleo casi hasta el amanecer».

Este razonamiento de Osvaldo puede ser el de Jorge, Alina, Timothy, Anthony, Gabirel o Ana, como parte de millones de estadounidenses e inmigrantes que escogieron este gran país para trabajar duro, pero tambien para disfrutar de su esfuerzo, lejos de querer convertirse en esclavos del trabajo.

 

 

Fuente: DLA

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