SANTIAGO, Chile (AP) — Santiago amaneció el miércoles con barricadas en llamas, vehículos apedreados y un ataque con bombas molotov a un cuartel policial, en las horas previas a un paro nacional de estudiantes.
Desde las primeras horas del día jóvenes encapuchados interrumpieron el tránsito en decenas de calles y avenidas causando graves atascos, especialmente en importantes arterias que conducen al centro de la ciudad.
Desórdenes similares se repetían en ciudades del interior, como en el vecino puerto de Valparaíso y en Concepción, 500 kilómetros al sur.
Las barricadas y los enfrentamientos entre encapuchados y policías se dieron con más fuerza frente a dos sedes universitarias, al este y al poniente de la ciudad, y frente a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, a pocas cuadras del centro y donde confluye el tránsito desde los cuatro puntos cardinales de la capital chilena.
Miles de trabajadores no podrán llegar a tiempo a sus trabajos debido al caos que los desórdenes causaron en el tránsito público y particular.
El diputado opositor Felipe Harboe, ex subsecretario del Interior, criticó en la televisión estatal la supuesta falla de inteligencia de la policía que no se anticipó a los desórdenes coordinados en la ciudad.
La actuación violenta de los encapuchados suelen empañar la mayoría de las movilizaciones estudiantiles, cuyas marchas, en las que generalmente participan decenas de miles de alumnos, son pacíficas.
El general de la policía Rodolfo Pacheco, de una de las prefecturas de Santiago, dijo a radio Cooperativa que «hoy va a ser un día largo para nosotros». Precisó que en el control de los desórdenes matutinos participan todos los efectivos antimotines además de agentes corrientes.
Los estudiantes, cuyas movilizaciones se han intensificado este año, presionan por una educación de calidad, gratuita, el fin del lucro en las universidades privadas y por mayores aportes estatales a los planteles públicos y semiprivados-
A la marcha del miércoles adhirieron la Central Unica de Trabajadores, la mayor organización sindical del país, los mineros contratistas y el gremio de los portuarios, entre otros, los que manifestarán su apoyo con asambleas y retrasos.
También participan los estudiantes secundarios que exigen que la administración de sus escuelas retorne de las municipalidades, cuya variedad de recursos marca las distintas calidades de enseñanza que reciben los colegiales, a un ente nacional.
Centenares de colegiales mantienen ocupados una treintena de escuelas desde hace un par de semanas que fueron designadas como sedes de votación para las elecciones primarias del domingo, que decidirán al candidato único de la centroizquierda y de la centroderecha que competirán el 17 de noviembre por suceder al presidente Sebastián Piñera.
Piñera advirtió la víspera que si las escuelas no son desocupadas hará cumplir la ley, de lo que se desprende que los estudiantes serán desalojados por la fuerza. Los colegios, por ley, pasan a manos de los militares a las cero horas del viernes. En la víspera sólo tres establecimientos fueron liberados.
Isabel Salgado, líder de una de las dos organizaciones que aglutinan a los secundarios, justificó los desmanes y desórdenes de las primeras horas del día, diciendo que «es una forma de cómo los estudiantes están haciendo notar su descontento».
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