En el sur de Florida, las admiradoras más jóvenes de Daniela Ramírez celebran con orgullo el logro de su ídolo. Esta joven de 22 años, que ha conquistado el mundo de la natación artística, ha cumplido su sueño de convertirse en atleta olímpica y representar a Estados Unidos en los Juegos Olímpicos.
De origen venezolano, Daniela no solo ha logrado convertirse en una atleta olímpica, sino que regresará a Estados Unidos con una medalla de plata colgando de su cuello.
Días antes de partir hacia París, Daniela concedió una emotiva entrevista a Noticias Telemundo. Con lágrimas en los ojos, recordó el momento en que la selección de natación artística de Estados Unidos aseguró su lugar en los Juegos Olímpicos.
«Yo estaba llorando (…) y sigo llorando (…) y quiero llorar ahora mismo», dijo.
La pasión de Daniela por la natación artística comenzó cuando tenía solo cinco años. Desde entonces, ha dedicado su vida a esta disciplina que requiere un sacrificio inmenso. A los 15 años, tomó la difícil decisión de mudarse de Miami a California para continuar su preparación y luchar por un lugar en el equipo nacional.
«Lo más difícil fue estar sin mi familia… entrenando sola… yo estaba muy chiquita y no sabía nada del mundo…», dijo Daniela.
La historia de Daniela no solo es conocida, sino que es admirada por muchas jóvenes nadadoras que ven en ella un ejemplo a seguir. Alis Pontón, cuya hija entrena en natación artística, destaca la influencia positiva de Daniela en su familia y en la comunidad.
Alis Pontón, madre de joven nadadora, asegura: «Mi hija ve a Daniela como un modelo a seguir. Su dedicación y esfuerzo nos inspiran a todos.»
Detrás de cada logro de Daniela, hay una familia que la apoya incondicionalmente. Su madre, Carolina Mindiola, ha sido una fuente constante de motivación y apoyo a lo largo de su carrera.
Carolina Mindiola, madre de Daniela, dice: «Siempre hemos estado ahí para Daniela, apoyándola en cada paso de su camino.»
En el sur de Florida, la comunidad celebra el éxito de Daniela como si fuera un triunfo propio. Aunque muchos la siguen desde la distancia, la emoción y el orgullo son palpables. Frente a las pantallas, pero con el corazón en París, sus admiradores aplauden cada uno de sus movimientos.
Fuente: Telemundo51