“Hay que mirarlo desde dos perspectivas diferentes, una es el hecho concreto y dos cuál es la fuente del hecho concreto, de dónde viene. Sobre de dónde viene este organismo o supuesto organismo y supuestos derechos humanos, la realidad es que esto es el primer acto internacional que un país se atreve a hacer para desenmascarar la hipocresía de un organismo de ese tipo, un organismo totalmente dominado por los países árabes y un organismo que en apenas 60 resoluciones, 39 fueron contra Israel como si fuera el único país o el país que menos respeta los derechos humanos, cosa totalmente equivocada”.
“Con respecto a la idea en sí misma, es real que los asentamientos son un conflicto, es real que esto tiene que ser parte integral de solución en cuanto a la paz entre Israel y Palestina, pero de ninguna forma creo que esto sea una cuestión de derechos humanos, yo lo miraría más como una cuestión de política y como una cuestión de proceso de paz”.
“Yo entiendo que el tema de los asentamientos en relación al proceso de paz es parte de la negociación. Puede minar la negociación de paz de la misma forma que puede minar la negociación de paz el hecho de no reconocer al estado de Israel como un socio en toda esta situación. No creo que sea un factor determinante, de ninguna forma creo que sea un motivo por el cual ni derechos humanos ni los procesos de paz deberían ser profundamente afectados. Si creo que es un tema conflictivo y que tiene que ser resuelto en el marco de todo el proceso de paz”.
“Yo no creo que Israel es un país intransigente, un gobierno intransigente, es un país que busca lo mejor para su población. Es un país que sí respeta los derechos humanos y es un país que se preocupa por su población civil, a diferencia de muchos de sus vecinos, llámese Siria o llámese Hamás en la Franja de Gaza. Intransigencia no me suena como una palabra adecuada en esta situación, yo lo definiría que para Israel el tema de los territorios tiene que ser parte de la negociación del proceso de paz”.