Los directivos de Air France no pensaron que la re-apertura de una ruta comercial para su aerolínea podría generar tanta hostilidad en su personal. Los vuelos entre Paris y Teherán, que según voceros de la compañía francesa serán restablecidos el próximo 17 de abril, se interrumpieron en el año 2008 debido a las sanciones económicas que la comunidad internacional impuso al régimen iraní.
Sin embargo, la novedad de un nuevo uniforme para las pilotos y azafatas hizo sonar la primera alarma. A través de un comunicado interno, los directivos informaron la obligatoriedad de que el personal femenino que realice vuelos hacia la capital de la República Islámica de Irán debía utilizar pantalones, mangas que cubran sus brazos y un velo para ocultar su cabello. El descontento no se hizo esperar, y la compañía debió ceder ante el reclamo gremial para que las mujeres que sean afectadas a este destino tengan la posibilidad de desistir y ser re-asignadas.
Los directivos informaron la obligatoriedad de que el personal femenino que realice vuelos hacia la capital de la República Islámica de Irán debía utilizar pantalones, mangas que cubran sus brazos y un velo para ocultar su cabello.
Pero el reclamo no finalizó allí. Quizás animado por la conquista de sus pares, un miembro gay de la tripulación de Air France, Laurent M., ha elevado un reclamo al actual Director General Frédéric Gagey para obtener el mismo trato. En su misiva destaca la persecución de la que son objeto las personas gays en Irán que se encuentran tipificadas en el Código Penal y cuyo castigo puede llegar incluso a la pena de muerte.
A través de change.org, Laurent M. ha recogido el apoyo de casi 25.000 personas que se han hecho eco de su reclamo al sostener que resulta «inconcebible forzar a alguien a dirigirse a un país donde se condena a sus semejantes por lo que son». A pesar de esto, aún no ha habido una respuesta favorable por parte de Air France, que se limita a reafirmar su «respeto por la diversidad».
Irán lidera el ranking de países con mayor de número de ejecuciones.
El régimen iraní, según datos provistos por el relator especial de la ONU, Ahmed Shaahed, y múltiples organizaciones internacionales, lidera el ranking de países con mayor de número de ejecuciones. En el transcurso del año 2015, entre 966 y 1054 personas fueron ejecutadas en el país persa. Al menos 73 de las personas en ser llevadas a la pena capital entre los años 2005 y 2015 tenían menos de 18 años al momento de su condena, cuatro de ellas en el año 2015. Sus nombres son Javad Saberi, Vazir Amroddin, Samad Zahabi y Fatemeh Salbehi.
El hermetismo de los funcionarios y la mordaza sobre los medios de comunicación impide contar con información fidedigna. Sin embargo, especialistas coinciden en señalar que el número real de ejecuciones es probablemente más elevado de los que mencionan los reportes.
A pesar de las promesas reformistas de Hassan Rouhani, el aumento en el número de ejecuciones, entre otros indicadores, resulta un claro ejemplo del incumplimiento por parte del régimen iraní de los tratados internacionales en materia de Derechos Humanos.
Las condenas a muerte en Irán se imponen tras procedimientos que incumplen los patrones internacionales y las premisas más básicas sobre juicios justos. En su último informe, Amnistía Internacional especifica que «los acusados a menudo no tienen acceso a abogados durante las investigaciones previas al juicio, y generalmente los tribunales rechazan las denuncias de tortura y admiten como prueba «confesiones» obtenidas mediante la misma».
Fuente: Infobae.com