La mayoría de los rusos están inquietos y desean que termine la guerra. Es evidente que los números están manipulados, aunque muchos simplemente se resignan. Hay crecientes denuncias de falsificación en las elecciones, con estimaciones de hasta 20 o 30 millones de votos falsos. La afirmación del 90% a favor de Putin es increíble para muchos. La extensión de las elecciones a tres días sin supervisión aumenta las dudas. El temor a la creciente represión hace que los rusos no acepten el resultado, sino que lo traguen a la fuerza. Aunque una minoría cree en la amenaza de la OTAN, la mayoría de los 140 millones de rusos entienden que no pueden huir como inmigrantes. Alexei Navalny advirtió sobre la ineficacia de la inmigración para los políticos, ya que no pueden influir en la política desde el extranjero. A pesar de las detenciones, Navalny es un símbolo de resistencia, y la gente continúa honrándolo con flores. La población comprende la importancia de protestar pacíficamente dentro del país. Aunque Putin prometió cambios, la realidad contradice sus palabras.
Elena Bogush, historiadora y socióloga, ofreció su análisis durante una entrevista en Actualidad Radio, destacando la creciente desconfianza en los resultados electorales y el aumento de la represión en Rusia.
