“Lo positivo es que estamos efectivamente conociendo unas FARC diferentes en el sentido de que quieren hacer un diálogo, pero ya sabemos que ese diálogo es un diálogo agresivo, negativo y continúan con las viejas ideas que los han caracterizado. Por lo menos tenerlos sentados es una alternativa para entender en donde está parada Colombia con esta gente”.
“Negativo es si pienso que después de mucha expectativa positiva que hubo frente al inicio de estos diálogos, hemos visto que el desarrollo de los mismos no es efectivamente lo que más quisiera escuchar el pueblo colombiano y la comunidad internacional”.
“Existen posiciones apartadas, se ven actitudes negativas y obviamente un asunto que a todos nos compete y es que se está buscando una finalización de un conflicto armado donde las FARC quieren imponer condiciones que no van a ser fácilmente aceptadas ni por los negociadores ni por el gobierno y mucho menos por la sociedad colombiana, por lo tanto tenerlos allí sentados, conocer su posición después de no tener conversaciones por más de 20 años es algo positivo”.