Hace seis años una noticia horripilante dio la vuelta al mundo. En Indonesia, un niño de dos añitos ya era adicto al tabaco. Sus padres le daban cigarrillos y se fumaba 40 al día.
Su imagen regordeta y su cigarro en la mano daban terror y es que, a la corta edad de dos años, Ardi Rizal ya era adicto a la nicotina y su historia se volvió viral acaparando todos los informativos del planeta.
El niño, que se convirtió en un celebrity de su humilde poblado, fumaba sin parar y se negaba a comer si sus padres no le daban tabaco. El Gobierno de Indonesia tenía tan mala imagen por culpa de esta situación que les ofreció un coche a sus padres con tal de que metieran al pequeño en terapia… y funcionó.
Ardi creció y dejó el tabaco pero cayó en otra adicción igualmente peligrosa: la comida basura. El chico se hartaba de comer y no tenía límite, tanto es así que llegaba a beberse tres tazones de leche condensada cada día.
Ante la gravedad de su estado de salud, tuvieron que recurrir a un nutricionista experto para que ayudara a Ardi a controlar su ansia de comer y a elegir una dieta equilibrada e idónea para su corta edad.
Así de feliz y sano luce hoy en día el mismo niño que parece otro. Por suerte, Ardi ha aprendido a superar sus fantasmas y vive feliz con un peso adecuado y sin probar el tabaco. Esta historia de miseria y superación es inspiradora puesto que Ardi ha sabido enderezar una vida truncada desde que nació.