BOGOTA, Colombia (AP) — El gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las guerrillas de las FARC aplazaron cuatro días el inicio de sus diálogos de paz que ahora comenzarán el 19 de noviembre, de acuerdo con un comunicado oficial divulgado el martes.
«El lunes 19 en La Habana, Cuba, los delegados negociadores empezarán la discusión sobre la agenda acordada», dijeron las partes en un comunicado divulgado en la página de internet de la presidencia colombiana.
No se informó las razones del aplazamiento del inicio del diálogo, que inicialmente estaba previsto para el 15 de noviembre en capital cubana.
Medios colombianos y analistas mencionaron varias posibles razones para la postergación, desde simples detalles técnicos hasta una eventual inclusión en la mesa de representantes de la sociedad civil o incluso de la guerrilla Ejército de Liberación Nacional (ELN), el segundo grupo insurgente del país y con unos 3.000 miembros, que ya ha manifestado su disposición a negociar.
En todo caso, algunos como el representante a la Cámara por el izquierdista partido Polo Democrático Alternativo, Iván Cepeda, destacaron que el aplazamiento no significaba nada grave y que «esos son los ritmos de una negociación».
«Hay que tener comprensión, paciencia sobre esos ritmos», agregó el congresista en entrevista telefónica con The Associated Press.
León Valencia, del centro de análisis del conflicto armado colombiano Corporación Nuevo Arco Iris, dijo a la radio RCN que ante las distintas manifestaciones de la sociedad civil, desde grupos campesinos e indígenas hasta activistas de derechos humanos, que han pedido que sus propuestas sean escuchadas por la mesa en Cuba, cabría la posibilidad de que esas iniciativas pudieran hacerse llegar a los dos bandos.
Sin embargo, el ex ministro del Interior y duro crítico de las guerrillas, Fernando Londoño, afirmó telefónicamente que el aplazamiento «obedece (a que las partes) no se han puesto de acuerdo en temas muy delicados y que entonces van a dar un espacio mientras dicen que no hay conversaciones pero que sí hay conversaciones».
Los temas delicados a tratar entre el gobierno y las FARC, en concepto de Londoño, son entre otros «si (las conversaciones) son con micrófono y si son sin micrófono; si es hablar de toda la historia de la nación colombiana, o si es a hablar de las víctimas de las FARC».
El gobierno de Santos ha dicho que los diálogos deben ser discretos, reservados y con anuncios oficiales cada cierto tiempo, mientras las FARC han reclamado la presencia y participación de la sociedad colombiana, aunque ya los dos lados convinieron en una mesa con sus respectivos negociadores y emitir comunicados conjuntos sobre los acuerdos o decisiones que se tomen.
Los negociadores del gobierno del presidente Santos, quien en la jornada cumple una visita oficial a Portugal y luego asistirá en la ciudad española de Cádiz a la XXII Cumbre Iberoamericana, y de las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), surgidas en 1964 y con entre 8.000 a 9.000 miembros, sostuvieron contactos secretos en La Habana por seis meses y en agosto formalizaron un acuerdo para el inicio de sus negociaciones.
La agenda de negociaciones incluye temas como el de una política de tierras –que será el primero que traten las partes–, el narcotráfico, los derechos de las víctimas y la participación política de la insurgencia.
Como los bandos, que buscan acabar con casi 50 años de enfrentamientos, no mencionaron en ese acuerdo un cese de fuego o un alto de hostilidades, las negociaciones comenzarán en medio de distintas acciones armadas atribuidas por las autoridades a los rebeldes.
Autoridades militares y civiles del departamento de Chocó, una región selvática del noroeste del país y donde los ríos son la principal forma para desplazarse, indicaron el martes por ejemplo que desde el viernes pasado han circulado en al zona panfletos atribuidos a las FARC que declaran un «paro armado» hasta por lo menos el 17 de noviembre. Esos «paros armados» significan que los rebeldes prohíben a la población civil circular por carreteras, ríos e incluso en ocasiones abrir el comercio, so pena de ser atacados.
El paro «creo que es una forma de demostrar algo de fortaleza al inicio de los diálogos de paz en Cuba. No le veo ninguna otra razón», dijo en entrevista telefónica Ary Piñeres, secretario de gobierno de Chocó, cuya capital Quibdó, de unos 150.000 habitantes, funcionaba normalmente el martes pero no así sectores del transporte fluvial de pasajeros por el río Atrato, uno de los principales de la región.
No se han presentado heridos ni víctimas en acciones como la quema de un autobús el lunes en una carretera entre Quibdó y la ciudad de Medellín, capital del vecino departamento de Antioquia, dijo el funcionario al destacar que un paro similar no se presentaba en la zona desde marzo.
Como medida de prevención, unidades de la infantería de marina están escoltando a los barcos de pasajeros por al menos un tramo de 560 de los 720 kilómetros del río Atrato, resaltó el coronel de infantería de marina Marco Antonio Mendoza, con jurisdicción en aquella zona. El oficial dijo desconocer cuántos barcos de pasajeros transitan diariamente por la zona, pero sí que el volumen se ha visto reducido desde el fin de semana en al menos 90%.
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