Un grupo de vecinos de la tercera edad que viven en un edificio en la exclusiva área de Brickell, está luchando para que no les eliminen un programa de almuerzos gratuitos.
Centros para ancianos de bajos ingresos dejan de recibir fondos del estado
Un grupo de vecinos de la tercera edad que viven en un edificio en la exclusiva área de Brickell, está luchando para que no les eliminen un programa de almuerzos gratuitos.
Roberto Koltun rkoltun@elnuevoherald.com
“Vivimos donde viven los ricos, pero no somos ricos, este es un edificio de bajos ingresos”, dijo Josefa Enríquez, de 89 años y residente del complejo Stanley Axlrod UTD Tower, en la 1809 Brickell Avenue. “Estas comidas que logramos que nos traigan aquí todos los días ayudan a muchas personas que viven de su cheque del seguro social, y que ya no pueden cocinar por su edad avanzada”.
El comedor del edificio es uno de cinco centros para ancianos de bajos ingresos en Miami-Dade, que a partir del 1ro de julio dejarán de recibir comida gratuita a través de un programa de servicios públicos administrado por una organización sin fines de lucro local. Más de 200 personas –desde el sur del condado hasta Miami-Beach – dejarían de recibir los almuerzos.
Los otros centros afectados serán: Casa Devon, Palermo Lakes, Palm Towers y Stella Maris.
Funcionarios de la organización que provee las comidas, Centro de Actividades y Nutrición Pequeña Habana de Miami-Dade (LHANC), dijeron que por años han tenido que ingeniárselas para poder seguir dando servicio a esos comedores, a pesar de que financiarlos es difícil. Sin embargo el gobierno estatal ya no otorgará a la organización sin fines de lucro unos $500,000 en fondos para el programa de alimentos, lo que hace imposible el subsidio de los centros.
Pero las personas de la tercera edad que reciben los alimentos, dijeron que el cese de los servicios representaría una carga más en sus presupuestos. Además, varios dijeron que ya no pueden cocinar, viven solos y acudir al centro de lunes a viernes para almorzar es su única actividad social.
“Si nos dejan de traer la comida aquí va a haber fuego”, dijo Carmen Montes, de 93 años. “Porque aquí hay mucha gente con artritis o que se les olvida y se les quema la comida. Ya anteriormente se ha llamado a los bomberos”.
En una carta enviada a principio de junio Ramón Pérez Dorrbecker, presidente de LHANC, notificó el cese de los servicios a varios funcionarios locales y estatales, y a los administradores de los comedores que serán afectados.
Los comedores sirven un promedio de 40 comidas al día ya que los centros no tienen la capacidad para servir a más clientes, o “hay una falta de interés” de los residentes de esos edificios “de registrarse para recibir comida, en esos centros”, de acuerdo con la carta.
Sin embargo, al menos en uno de los comedores, el de Brickell, una señora dijo que llevaba un par de semanas en una lista de espera para registrarse al almuerzo diario.
“Tengo varias semanas tratando de registrarme, pero no he podido recibir la comida”, dijo Amy Fiffe, de 71 años y quien lleva tres meses viviendo en el edificio. “Hace poco me cortaron casi la mitad de lo que recibo en sellos [cupones de alimento] y esto me ayudaría mucho”.
Dorrbecker explicó en su carta que los comedores no pueden cubrir los gastos de administración. Por años LHANC ha destinado dinero de otros fondos para poder seguir sirviendo las comidas. Pero la legislatura estatal recortó del próximo presupuesto unos $500,000 que LHANC había recibido por años através del programa de Proveedores de Servicios Locales del Estado de la Florida. La organización tampoco recibirá $1.2 millones para cuidado de ancianos.
“Fue una decisión muy difícil y lamentable, pero por años hemos acomodado dinero de donaciones y de otros programas que lo permiten para poder seguir sirviendo en esos comedores”, dijo Dorrbecker a el Nuevo Herald. “Ahora la legislatura nos quitó dinero y no podemos seguir subsidiándolos. Espero que se den cuenta del efecto negativo que esto ha tenido en la vida de las personas que servimos”.
En el presupuesto estatal aprobado para el 2016-2017, la legislatura apenas asignó $50,000 para LHANC. Pero el gobernador de Florida Rick Scott vetó la otorgación de esos fondos, de acuerdo con registros públicos.
LHANC sirve alrededor de 1,300 comidas diarias en centros de Miami-Dade y provee servicios de salud para familias.
Mientras tanto, los vecinos de Brickell dijeron que están pidiendo a funcionarios electos estatales y municipales que les ayuden a mantener el comedor funcionando.
“Muchas veces nos visitan para pedirnos nuestros votos, ahora necesitamos de su ayuda”, dijo Raúl Ibáñez, de 72 años, quien vive con su esposa en UTD Towers. “Estamos muy disgustados”.