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Abogado lucha por Weinstein, dentro y fuera de la corte

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En esta foto del 25 de mayo del 2018, Harvey Weinstein, a la derecha, llega con su abogado Benjamin Brafman a su lectura de cargos en la Corte Penal de Manhattan, en Nueva York. (Jefferson Siegel/New York Daily News via AP, Pool)

Por TOM HAYS y JENNIFER PELTZ, Associated Press
NUEVA YORK (AP) — Acusan a un personaje conocido y poderoso de abusar sexualmente de una mujer en un hotel en Manhattan. Frenesí mediático. Entra en escena el prominente abogado defensor Ben Brafman.

Brafman, de 69 años, estuvo del lado ganador en 2011 cuando ayudó al exdirector del Fondo Monetario Internacional Dominique Strauss-Kahn a evitar un cargo formal de violación.
Siete años después tiene un reto aún mayor: defender a Harvey Weinstein de cargos de violencia sexual.
«Estoy haciendo lo mejor posible para salvarlo en una situación un poco imposible en la que se encuentra», dijo Brafman a The Associated Press.
Salvar a clientes poco populares en situaciones imposibles es una especialidad de Brafman, cuya lista de clientes incluye a deportistas profesionales, celebridades y empresarios millonarios metidos en problemas, algunos tan vilipendiados que muchos abogados no se animarían a representarlos.
Dijo que en el último año ha llegado a conocer a Weinstein como alguien con «una personalidad contundente» que «absorbe todo el oxígeno en la habitación», pero que afirma categóricamente su inocencia.
En Brafman, Weinstein tiene a un abogado astuto y agresivo dispuesto a luchar por él dentro y fuera de la corte, en condiciones de gran presión.
El caso Strauss-Kahn se basaba en la credibilidad de una mucama de hotel que había acusado al influyente diplomático francés de abuso sexual. El fiscal de Manhattan, Cyrus R. Vance Jr., — el mismo que maneja el caso de Weinstein— terminó por desestimar los cargos diciendo que había incongruencias en la historia de la acusadora.
En comparación con el de Strauss-Kahn, el caso de Weinstein parece mucho más grave: el exmagnate del cine enfrenta acusaciones más serias de violación en un cuarto de hotel, y de obligar a otra mujer a darle sexo oral en su oficina. Además, hay docenas de denuncias similares en su contra de actrices prominentes y otras mujeres y un clima de ira alimentado por el movimiento #MeToo.
Luego que Weinstein se entregó a las autoridades el 25 de mayo, Brafman salió a decir a la prensa que «el señor Weinstein no inventó el ‘casting sofá’ en Hollywood», y que «la mala conducta no está siendo juzgada en este caso».
En la entrevista con AP, el abogado dijo que se sintió obligado a contraatacar lo que calificó como meses cobertura mediática injusta avivada por filtraciones de las autoridades que investigan el caso. También alega que Vance está bajo una intensa presión política para obtener una condena, incrementando las probabilidades contra Weinstein.
«Pienso que parte de mi responsabilidad ética con un cliente en un caso de gran repercusión social es tratar de evitar que lo condenen por lo que sucede fuera de la corte», dijo. «Y cuando hay un tsunami de mala prensa en un caso como este, por ejemplo, debo ser capaz de tratar de nivelar el campo de juego».
«No defiendo el crimen de violación”, agregó. “Pero acusar falsamente a una persona de violación es igualmente grave. Y en este caso, creo que hay un número de personalidades muy conocidas que han hecho acusaciones contra Harvey Weinstein que son evidentemente falsas».
Brafman, un judío ortodoxo hijo de víctimas del Holocausto, creció en Brooklyn y Queens. Se graduó de la escuela de derecho de la Ohio Northern University, y fue fiscal adjunto en Manhattan a mediados de los 70 antes de abrir su despacho de abofados defensores.
En el 2001, Brafman logró la absolución del astro del hip hop Sean Combs, acusado de blandir una pistola ilegal en un club nocturno atestado de gente en Manhattan. Brafman dice que eso le enseñó una lección sobre lidiar con clientes determinados acostumbrados a tomar todas las decisiones.
Tuvo menos éxito en el intento de amordazar a otro cliente prominente, Martin «Pharma Bro» Skhreli, quien fue condenado el año pasado de estafar a inversionistas de un fondo especulativo en un juicio de gran repercusión.
Aun tras haber sido hallado culpable, el ex director ejecutivo farmacéutico — tristemente célebre por inflar el precio de un medicamento de emergencia — siguió insultando a figuras como Hillary Clinton en las redes sociales, llevando a un juez a revocarle su fianza. Skhreli está purgando una condena de siete años.
Brafman también representó al autor y cineasta conservador Dinesh D’Souza, quien se declaró culpable de hacer contribuciones de campaña ilegales y fue sentenciado a libertad condicional. D’Souza estuvo de vuelta en las noticias la semana pasada cuando el presidente Donald Trump lo indultó.
Kenneth Montgomery, un abogado que ha representado a una acusadora en la investigación de violación, dijo que la disposición de Brafman a implicar a los medios es comprensible en un sistema legal donde «el gobierno tiene mucho poder, y en un día y una era donde los medios afectan las opiniones de la gente».
Algunos abogados defensores se mantienen intencionalmente en silencio afuera de la corte, pero hablar con la Prensa puede tener sentido si «quieres ponerte frente a» la narrativa pública de un caso, dijo Montgomery.
El abogado Douglas Wigdor, que representó a la mucama que acusó a Strauss-Kahn, dijo que Brafman «defendió a su cliente y usó todas sus conexiones y habilidades a beneficio de su cliente, y no puedo realmente envidiarlo por hacer eso».
Sea cual sea el caso, «pienso que cliente siente mi pasión por el trabajo que estoy haciendo», dijo Brafman. «No soy un robot. No soy solo un arma contratada. Me pagan bien, pero me gano cada centavo».
«La gente me pregunta si es divertido ser Ben Brafman en momentos como éste”, dijo. «Es divertido por un instante. Y entonces es solo trabajo duro y una responsabilidad increíble».

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