El 23 de enero de 2019 se abrió una nueva etapa en Venezuela. Más de 50 países del mundo habían desconocido las elecciones presidenciales de Maduro por fraudulentas, y una nueva figura emergía como depositario de los anhelos de millones de venezolanos movilizados en todo el país y en la diáspora. Ese día juró como presidente encargado Juan Guaidó.
A diferencia de las largas intervenciones del chavista, él habló menos de 15 minutos. Lo hizo con la Constitución en la mano y amparado en los artículos 233 y 333 de la Carta Magna. Pasaron dos años y medio de ese momento y la fortaleza de su liderazgo fue mutando de acuerdo a las circunstancias: la crisis humanitaria, el encarcelamiento de todo su círculo, los desencuentros entre opositores, el acoso constante a la Asamblea Nacional, el coronavirus… Ahora, encabeza un nuevo proceso de diálogo con el chavismo, el cuarto en cinco años.
En entrevista con Infobae, Guaidó afirmó que este proceso busca comicios como herramienta de solución a la crisis. “Queremos las elecciones que nos deben desde 2018, unas presidenciales libres y justas”, asegura con esperanza, pero admite que existe escepticismo: “No vamos al diálogo con inocencia o a chuparnos el dedo, sabemos que la contraparte es una dictadura”.
Además, analizó la situación en Cuba y Nicaragua y aseguró que mantiene “alternativas de diálogo” con el gobierno argentino de Alberto Fernández: “Hemos tenido nuestros desencuentros, sobre todo en el tema de violaciones a los derechos humanos, pero pueden cumplir un rol importante”.
-¿Por qué los diálogos en México podrían funcionar, por qué esta vez sí?
-Hemos intentado algunos otros procesos de negociación en Venezuela, lamentablemente fallidos por soberbia, por evadir o eludir un acuerdo. Lo que buscamos es un acuerdo que dé solución a la crisis en Venezuela. No esperamos que provenga de la buena fe de la dictadura, que además está señalada por delitos de lesa humanidad. Tenemos muy en claro quién es nuestra contraparte en este momento. Pero por qué ahorita, por la presión internacional, por la presión interna en Venezuela, porque hemos construido mayoría durante años. Porque incluso hay presión dentro del régimen, en sus bases de apoyo, incluida la Fuerza Armada. Porque ha generado una presión importante la sanción de los violadores de derechos humanos y corruptos, incluso sus testaferros están hoy detenidos o presos, el caso más famoso es el de Cabo Verde, donde esta preso Alex Saab, vinculado con Maduro… De nuevo, no estamos esperando buena fe del régimen, sino generar las condiciones que terminen en una solución al conflicto, en elecciones presidenciales libres y justas. Transformar una elección presidencial en una solución al conflicto que atraviesa Venezuela.
-¿Se puede confiar en esa contraparte, se puede confiar en negociadores como Jorge Rodríguez, por ejemplo?
– La respuesta es dura, pero no. Por eso nos hemos hecho acompañar no solamente por un facilitador experimentado como el caso de Noruega. Hay países acompañantes sentados en la mesa en este proceso, como Rusia y Holanda. En este caso, además, hay un grupo de países amigos que van a estar siguiendo muy de cerca este proceso. Hay garantías, por ejemplo el levantamiento progresivo de sanciones por el cumplimiento de un acuerdo. Hay un proceso de justicia internacional haciéndole seguimiento, que es el de la Corte Penal que tiene que ver con Justicia denegada en Venezuela. De nuevo, no estamos esperando buena fe del régimen sino que estamos esperando crear las condiciones para generar garantías a todos los sectores, incluidos a los que sostienen hoy a Maduro.
-¿Cuán involucrado está Rusia en este proceso?.
-Están sentados como acompañantes en el proceso. La primera ronda formal de negociación será el 3 de septiembre. Así que hay una muestra clara del acompañamiento del proceso. Cuál va a ser el nivel de compromiso, de participación, eso ya está por verse en los próximos días, cuando inicie formalmente la primera ronda.
-Qué pasa con el resto de la oposición, hay sectores que han sido muy críticos con este proceso de diálogo. Puedo nombrar a María Corina Machado, pero hay otros que también fueron muy críticos. ¿Están involucrados, siente que hay una unidad en este proceso?
-Hay una unidad consolidada expresada a través de la plataforma unitaria, que reúne no solamente a todos los partidos políticos de la alternativa democrática en Venezuela, también a sectores de la sociedad civil. Hay individualidades como María Corina o algunos otros que evidentemente tienen escepticismo con el proceso, como lo tenemos muchos en Venezuela. Pero ese escepticismo nos sirve para generar contrapesos y entender, de nuevo, que no vamos, como decimos coloquialmente en Venezuela, con ningún tipo de inocencia o a chuparnos el dedo a un proceso donde la contraparte es una dictadura. Estamos enfocados en una solución al conflicto a través de una elección presidencial con garantías, libre y justa. De cara a convertir una elección en un proceso de solución. Incluso los sectores más escépticos de Venezuela nos ayudan también a llevar adelante este proceso en pro de los venezolanos. Aquí lo que se debe apelar es a un profundo respeto al venezolano. Hay que llevar este proceso con transparencia de cara a los ciudadanos, que ningún grupo prime sus intereses, sino que prime el interés del país de salir de esta tragedia.
-No sé cuánto nos puede contar del mecanismo, ¿pero hay posibilidades de tener acuerdos previos hasta llegar a un proceso electoral?
-De la metodología de la discusión preferiría dejársela a los que van a ser nuestros delegados pero por lo firmado en el memorándum de entendimiento, nada está acordado hasta que todo esté acordado. A menos que tengamos algunos elementos concretos de avance de cara al pueblo de Venezuela, como por ejemplo el Programa Mundial de Alimentación, la Mesa Técnica de Vacunación. Hoy en Venezuela todavía no ha entrado una vacuna por el mecanismo COVAX, cuando ni siquiera el 7% de la población está vacunada. Donde un tercio de los muertos por COVID ha sido del sector salud. Es decir, una tragedia lo que sucede en la pandemia en un sistema de salud ya colapsado.
-El proceso tiene que terminar con una salida de Maduro del poder, con un referéndum revocatorio…¿Cómo se lo imaginan?
-Hemos simplificado nuestras exigencias a que una elección presidencial con condiciones, con garantías, libres y justas, puede significar una solución a este conflicto. La elección que nos deben a los venezolanos desde el 2018, que lamentablemente nos arrastró a la peor crisis migratoria que ha visto el continente, a un sueldo mínimo de USD2 al mes, a una hiperinflación, el único país del mundo en el siglo XXI que ha visto una hiperinflación en su país teniendo las reservas petroleras más grandes del mundo. Así que simplificamos nuestra exigencia, buscamos evitar que la dictadura quiera distorsionar lo que ha sido nuestra lucha pacífica. Buscamos elecciones libres y justas.
RESTO DE LA ENTREVISTA, EN INFOBAE.COM