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El imparable aumento del costo de la vida y la escasez de productos. Estiman que en verano podría ser peor

por actualidad

Las vacaciones de verano están en peligro. Al menos los chapuzones en las piscinas: en la de casa, en la de los hoteles y en las de los campamentos de verano que al fin abrirán después de la pandemia. Las culpa es la escasez del cloro, que viene a sumarse a la falta de muchos productos, lo que ha disparado los precios y puesto una presión mayor en el bolsillo de las familias.

También están en peligro los viajes por carretera, que tantos vacunados pensaban darse como recompensa después de un año de precauciones y distanciamiento social. Ahora cuesta mucho más alquilar un auto. El precio diario puede llegar hasta $500, debido a la poca disponibilidad de carros.

Durante la pandemia las compañías de alquiler de autos vendieron casi todo su inventario. Al mismo tiempo las fábricas de automóviles redujeron la producción y hoy están peor porque enfrentan la falta de microchips. Esta puede costar a las compañías de autos una reducción de ingresos de $61,000 millones, reportó Bloomberg en enero.

El Aeropuerto de Miami ofrece vacunas contra el COVID-19 a pasajeros y residentes de la Florida

Elon Musk reconoció la semana pasada que la interrupción en la cadena de oferta y demanda y la escasez global de microchips han representado “tremendas dificultades” para Tesla. La producción también se ha retrasado en plantas de Toyota, Nissan, Volkswagen, Ford y Fiat Chrysler.

Como los microchips son necesarios en toda la tecnología actual, pues su escasez subirá el precio de equipos electrónicos, como computadoras, tabletas y también de electrodomésticos.

AUMENTA EL COSTO DE LA VIDA

El costo de los alimentos y también de la diversión ha experimentado un aumento significativo. Ahora un hotel en Key West, que antes costaba $500, puede ascender a $800 por noche; un batido en Walmart que viene de Egipto, se vende por $0.50 más, las aceitunas, que antes costaban menos de dos dólares, han aumentado más de un $1.50. También será más caro el papel sanitario y los pañales a partir de junio, dijo el fabricante Kimberly-Clark, el mismo que hace los Kleenex.

Son solo muestras del aumento del costo de la vida, que comenzó una gran escalada con la llegada del coronavirus en marzo del 2020, y que se convirtió en “una pandemia de precios caros”, como tituló el Nuevo Herald un artículo publicado en agosto.

Nélida Lechuga, una retirada de 85 años, calcula que la compra semanal del supermercado le cuesta entre $50 y $70 adicionales. “Los precios de la carne están por los aires”, comentó, sin esperanza de verlos bajar.

Tampoco han bajado los costos extras que los negocios sumaron para compensar por el gasto que tenían al comprar equipos de protección y suministros para proteger a la clientela del coronavirus. Y no se irán por buen tiempo porque se sigue usando máscara y desinfectando con ahínco.

“Los precios siguen caros y se debe a los problemas con el acceso a los suministros. Se ha roto la cadena de abastecimiento”, dijo Adriana Madriñán, consultora del Small Business Development Center (SBDC) de la Universidad Internacional de la Florida.

Madriñán, que ayuda a los pequeños negocios con estrategias para recuperarse de la crisis y también a los emprendedores a crear nuevas empresas, apunta que “estamos pagando las dificultades del año pasado”.

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Los artículos de primera necesidad como el papel sanitario y los pañales de bebé subirán más de precio. PEDRO PORTAL PPORTAL@MIAMIHERALD.COM

“Una empresa manufacturera no conseguía las piezas que necesitaba y se rezagó en su producción. A eso hay que sumarle que el envío es más costoso y que no hay contenedores”, explicó Madriñán, que ha visto de cerca cómo los negocios lidian con estas dificultades.

El cierre del Canal de Suez tampoco ayudó, señaló Madriñán. En marzo, el barco Ever Given mantuvo bloqueado el Canal de Suez por casi una semana, frenando el comercio marítimo y el movimiento de 18,000 contenedores que eran parte de la carga.

AUMENTO DE PRECIOS AFECTA A EMPRESARIOS DE MIAMI

Luis Fernando Páez, dueño de tres franquicias de Farm Stores en Miami, reconoce que lo que más lo afecta es en el aumento del precio de la gasolina, que el año pasado se mantuvo bajo por la escasa demanda.

“Antes con $40 dolares podías trasladarte toda la semana. Ahora estoy gastando entre $100 y $150”, dijo Páez, que tiene que conducir y mover con frecuencia mercancía desde las dos “Vaquitas” que tiene en el norte del condado a la nueva tienda que abrió en el sur.

Al retomarse las actividades normales, la gasolina sigue subiendo y se calcula que alcance $3 el galón en el verano. Se teme además que las estaciones se queden sin gasolina, porque los suministros podrían pararse, ya que los camiones cisterna están estacionados por falta de conductores calificados, reportó CNN.

Páez afirmó que los productos lácteos, la leche, el huevo y sobre todo el queso, han subido de precio una “barbaridad”. Estos son importantes además porque se usan como materia prima, por ejemplo, para preparar el “pan de queso” de los Farm Stores.

“Hemos tenido que absorber el aumento, porque nuestra tienda es de ‘conveniencia’ “, dijo, explicando que si suben los precios, los clientes no vienen. “La ganancia que deja la leche es nada, pero la mantenemos porque es parte del servicio”.

La Coca-Cola es otro producto que ha subido mucho de precio, y en este caso sí tuvieron que pasar el aumento al público porque, de lo contrario, no obtendrían ninguna ganancia, dijo Páez. La explicación que le han dado al aumento de la Coca-Cola es que hay escasez del aluminio, lo que está dejando sin envases a la industria de bebidas.

ESCASEZ DE MADERA AFECTA EL PRECIO DE LAS CASAS

La bonanza del mercado de bienes raíces en Miami, que favorece a quienes venden una casa y dificulta las cosas para los compradores, está marcado sobre todo por el escaso inventario de casas en venta. Esta escasez de casas, que es similar a nivel nacional, se podría resolver con el aumento de la construcción, pero esta a su vez recibe el impacto del precio de la madera.

La Asociación Nacional de Constructores de Viviendas (NAHB) estimó a finales de abril que los precios de la madera agregan $36,000 al precio promedio de una casa nueva. Lo que sin duda hace cada vez menos asequible comprar una casa en Miami-Dade, donde el precio promedio está por encima de $450,000.

“El plywood antes lo comprabas a $22, y hoy cuesta $49 dolares”, dijo Madriñán, sobre las dificultades que encuentran los contratistas. “Poner un techo toma más tiempo, las tejas se demoran de 10 a 12 semanas, y una ventana diseñada a la medida, que antes demoraba seis semanas, hoy toma 12”.

La buena noticia es que el precio de la madera está alcanzando su tope, según los expertos. La clave, señalan, es que los suministros sigan llegando.

En el caso de algunos pequeños negocios en Miami, la falta de materiales y provisiones se resuelve con la acumulación. Algunos empresarios han construido sus almacenes. “Hacen un contrato con el proveedor y bloquean los precios”, comentó Madriñán.

Mientras, los estadounidenses se adaptan a que los tiempos de malgastar recursos se acabaron. En los restaurantes de comida rápida ya no hay cientos de paquetes de Ketchup esperando para que alguien que ha decidido no comprar su propio botella, se los lleve para la casa o tome un puñado y lo bote en la otra esquina.

Más conscientes del aumento de los precios, quizás se evite el desperdicio. De paso se ahorra el pequeño “cash” y se cuida el planeta.

 

 

Fuente: El Nuevo Herald

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