“El discurso de Santos lo vi muy mal desde varios puntos de vista. De un lado creo que desconoce lo que han sido los últimos años de progreso del país que obedecen al cambio de gobierno que pudo timonear creo que de una manera reconocida internacionalmente el presidente Álvaro Uribe. En segundo lugar deja atrás algunos elementos de mucha preocupación porque él en su afán de prenderle una vela a Dios y una vela al diablo, jugó con los miembros del ALBA, jugó con otros presidentes que son aliados de Colombia, trató de ponerse de tú a tú con la presidente Dilma Rousseff y el presidente Barack Obama y creo que tiene todo el derecho de hacerlo pero sin poner en juego la dignidad del país”.
“En cierta medida se le explotó la bomba del saboteo de los presidentes del ALBA que hasta hace muy pocos días se decía por parte de algunos analistas que fue una gestión muy hábil su viaje a Cuba y creo que lo que ocurrió este fin de semana demuestra que no”.
“Los del ALBA lo dejaron solo, no vino no solamente el presidente Rafael Correa y el presidente Chávez sino que a última hora canceló el presidente Daniel Ortega y solamente quedó Evo que hizo el papel meritocrático para los del ALBA de ser la oposición in situ”.
“Creo que deja muchos aspectos sombríos, la gestión de la cancillería creo que no es la mejor. Lo más destacado y lo digo con mucho respeto es quizás la ampliación del término de visa para los colombianos, que pasó de 5 años a 10, lo cual puede ser un éxito bilateral, pero no está a la altura, Venezuela por ejemplo tiene 15 años de visa, creo que es un pasaje muy difícil ue deja el presidente Santos”.
“La presidente (Fernández), no solamente de su llegada o arribo a la ciudad de Cartagena sino su cuerpo diplomático en Colombia, la cancillería argentina en Buenos Aires realizaron un trabajo muy interesante de penetración para transmitir la idea de la necesidad de recuperar con base en un apoyo claro y preciso de los presidentes en la Cumbre la soberanía en Las Malvinas. Muy seguramente la declaración no era sinónimo de quedarse con Las Malvinas, pero si era un gesto digno con un país que ha luchado por muchos años para recuperar la titularidad sobre las islas, y la presidenta Cristina está claro que se va porque no solamente se negó un espacio de discusión claro, sino porque el presidente Santos no adelantó una gestión eficaz, dejaron a la canciller Olguín tocar el tema a Estados Unidos y Canadá. Canadá manejó el tema, protestó, dijo que no estaba de acuerdo y ahí murió el tema”.