Miguel Díaz-Canel, bajo la sombra vigilante de Raúl Castro, decretó en la televisión cubana la muerte del CUC a partir del 1 de enero, dando paso a la reunificación monetaria y cambiaria. Una medida que llevan años anunciando y que las actuales condiciones económicas terminaron acelerando.
Canel dijo que el cambio único será de 24 pesos cubanos por dólar y que darán más información sobre los pasos a seguir a partir de ahora.
Las consecuencias de esta nueva política monetaria son previsibles: un mayor ahondamiento de las ya notables desigualdades entre los que tienen acceso a la moneda estadounidense y los que viven de un salario en moneda naciona; la pérdida del valor del dinero, con graves consecuencias para quienes tenían sus ahorros en CUC; un aumento en los precios de la canasta básica de la que viven la mayoría de los cubanos, y de la que dependen millones de ancianos; y una inflación galopante con precios inalcanzables para una inmensa mayoría.
El llamado peso convertible o CUC, creado en 1994 por Fidel Castro y al que artificialmente se le dio más valor que al dólar, con la intención de evitar que el dólar circulara como moneda fuerte en la sociedad cubana, al mismo tiempo que el gobierno era el gran recaudador de la divisa verde, era una perversión financiera, una medida contra natura, que distorsionó todo el mercado cambiario y las relaciones comerciales.
En octubre, Marino Murillo, el Ministro a cargo de la reforma financiera, dijo que también vendrá una reforma salarial yde pensiones, además de una retirada de subsidios, aunque se mantendrían los precios centralizados en productos como el combustible, la electricidad o la leche infantil.
Todo está por ver, pues los burócratas del comunismo cubano han demostrado una incompetencia de larga data a la hora de manejar la maltrecha economía cubana.
Lo que sí queda claro, es que, si los días actuales son difíciles, los que se avecinan serán verdaderamente caóticos. La única tabla de salvación que tiene el castrismo es que un gobierno americano a cargo del demócrata Joe Biden les regrese las prebendas que les dio el expresidente Barack Obama, para poder continuar financiando su aparato represivo.
Fuente: Telemundo