El ex presidente colombiano Álvaro Uribe, uno de los más férreos críticos al acuerdo de paz negociado entre las FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos, lamentó este jueves el anuncio de la disidencia del grupo, liderada por Iván Márquez y Santrich, que proclamó la creación de una nueva guerrilla armada, y llamó luego a Colombia a tener una «política de seguridad muy estricta».
«Aquí no hubo paz sino el indulto para algunos responsables de delitos atroces a un alto costo institucional«, analizó el actual senador, que gobernó el país entre 2002 y 2010.
El ex mandatario, impulsor de la exitosa campaña de Iván Duque, fue uno de los primeros líderes políticos en manifestarse sobre la noticia, dada a conocer en las primeras horas del jueves.
En declaraciones a la radio La FM, Uribe cargó luego específicamente contra el gobierno de Santos y aseguró que «facilitaron la huida de Márquez y Santrich, les crearon todas las ventajas […] el país tiene que adelantar una gran política de seguridad que reduzca a estos señores y los lleve a la cárcel, además debe revisar los acuerdos».
«Colombia necesita una política de seguridad muy estricta», consideró el ex presidente.
«Lamento mucho la decisión [de Márquez] porque proviene de alguien que estuvo mucho tiempo en la negociación de la paz […] nos llama a reflexionar sobre la necesidad de perseverar y acelerar la implementación del acuerdo», agregó.
«Anunciamos al mundo que ha comenzado la segunda Marquetalia [lugar de nacimiento de las FARC hace más de medio siglo] bajo el amparo del derecho universal que asiste a todos los pueblos del mundo de levantarse en armas contra la opresión», había dicho el guerrillero Iván Márquez en un vídeo divulgado en internet, en el que aparece al lado de una veintena de hombres y mujeres armados con fusiles.
Márquez fue jefe del equipo negociador de las FARC en los diálogos de paz de La Habana y designado senador por el partido de la antigua guerrilla, cargo que no asumió porque a mediados de abril de 2018 se trasladó a un espacio de reunión de excombatientes en Miravalle, en el departamento de Caquetá, donde se le vio por última vez antes de pasar a la clandestinidad.
A su vez, Iván Cepeda, del izquierdista Polo Democrático Alternativo, sostuvo que la noticia «no significa el fracaso del proceso», sino un llamado a «preservar con mayor decisión en la construcción de la paz total y definitiva.
Andrés Pastrana, también ex presidente de Colombia entre 1998 y 2002, advirtió que «desafortunadamente nos tenemos que preocupar, podría ser el inicio de una nueva guerra», en declaraciones a La FM. «Este es un día muy triste para Colombia. Es triste decirlo, pero lo dijimos», agregó.
Mientras que el senador Roy Barreras, del Partido de Unidad Nacional, recordó ante la misma radio que «están poniendo en riesgo a más de 11 mil que sí dejaron las armas y están cumpliendo» .
«Santrich es el más cínico de todos, le mintió a todos y Márquez es un cobarde. Este es un puñado de reincidentes delirantes, ahora convertidos en delincuentes comunes», consideró,
«Este grupúsculo desde Venezuela, un puñado de desertores que pretenden que Colombia les de una importancia que no se merecen. Hace años se refugiaban en la revolución cubana, ahora les queda la dictadura de Maduro», agregó.
Por su parte Frank Pearl, quien participó del proceso de negociaciones entre el gobierno y las FARC, señaló que «la lucha armada en el mundo de hoy no tiene cabida».
«El país durante los últimos 11 años hizo un esfuerzo grande para lograr un acuerdo, ahora vino un grupo y con pretextos dice que van a continuar la lucha armada»,explicó a La FM. Sobre el proceso de paz, ahora en jaque, Peral dijo que «uno no puede culpar a un gobierno cuando tres ex líderes que participaron en un proceso deciden armarse de nuevo». «Ha habido dificultades y errores en el acuerdo, pero cuando la gente tiene voluntad de paz, los cumple», exprtesó.
Cientos de guerrilleros se apartaron del proceso de paz que busca terminar con un levantamiento armado de más de medio siglo. Las disidencias cuentan con unos 1.800 miembros distribuidos en unos 24 grupos, según la ONG Pares. El ejército, por su parte, asegura que esto grupos tienen 2.300 combatientes y que se dedican mayoritariamente al narcotráfico y la minería ilegal.
Fuente: Infobae