Las amplias sanciones estadounidenses contra Venezuela anunciadas el lunes son el esfuerzo más reciente del gobierno del presidente Donald Trump para presionar a Nicolás Maduro y sacarlo del poder. Pero hay más por venir.
Dos altos funcionarios del gobierno estadounidense dijeron a McClatchy que se trabaja en opciones no militares que pudieran aislar más a Maduro y su círculo cercano, más allá de las sanciones del lunes, que congelan los bienes y el dinero de Caracas en Estados Unidos y prohíben transacciones con el régimen.
“Este proceso ha sido largo y no se ha filtrado nada”, dijo uno de los funcionarios, refiriéndose al trabajo sobre las nuevas sanciones. “Esto es algo que Maduro debe temer, y estamos trabajando en otras cosas también”
Uno de los funcionario dijo que las nuevas medidas —que no se habían usado en América Latina en más de tres décadas— se planearon durante meses y son reflejo de un proceso entre muchas agencias en el que no afloraron las fricciones, los desacuerdos y las filtraciones que frecuentemente han afectado medidas clave de política exterior de la administración de Trump.
“Este no es el caso de una agencia en desacuerdo con otra”, dijo el representante federal republicano Mario Díaz-Balart. “Y no es una decisión política; no tiene nada que ver con un interés electoral”.
En la Florida, un estado electoralmente indeciso clave, viven decenas de miles de venezolanos que han huido de su país desde que Hugo Chávez llegó al poder a finales de los años 1990.
Díaz-Balart, junto con los senadores republicanos floridanos Marco Rubio y Rick Scott, ha tenido contactos frecuentes con el Consejo de Seguridad Nacional para discutir las políticas sobre Venezuela.
Personal de Rubio y Scott indicó que los senadores no estaban disponibles para entrevistas esta semana. Los dos emitieron comunicados de prensa en los que apoyaron las nuevas sanciones.
“No tuvimos que convencer al presidente sobre la situación en Cuba y Venezuela”, dijo Díaz-Balart. “El presidente y su equipo conocen muy bien la urgencia extrema del asunto y el peligro que el régimen de Maduro significa para su pueblo y los países vecinos”.
Estados Unidos es uno de más de 50 países que reconocen a Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, como el presidente interino legítimo de Venezuela, y está trabajando para ampliar esa coalición, según un segundo funcionario.
La crisis política que rodea al régimen de Maduro ha llevado a que 4 millones de venezolanos huyan del país, lo que ha provocado la mayor crisis humanitaria en las Américas en muchos años.
Asistentes del presidente trabajaron con el Departamento del Tesoro y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) durante semanas para asegurar que las nuevas medidas no provoquen las críticas que se esgrimen con frecuencia contra el embargo estadounidense a Cuba: que afecta tanto al pueblo como al gobierno.
Las sanciones anunciadas el lunes no constituyen un embargo completo. Es una decisión intencional que tiene por fin mitigar los daños al pueblo venezolano,, dijo un funcionario del gobierno.
El proceso fue extenso por “el trabajo que se dedicó a asegurar [que las sanciones] no dañaran el acceso de los venezolanos de a pie a los bienes y servicios humanitarios”, dijo el funcionario.
Las excepciones a las sanciones incluyen la venta de alimentos y medicinas, los servicios de telecomunicaciones e internet, así como el envío de remesas personales.
La Casa Blanca anunció las medidas junto con una modesta pero coordinada campaña en las redes sociales de varias agencias del gobierno, como los departamentos del Tesoro y Comercio, en momentos en que el asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, lideraba una delegación a Lima, Perú, para sostener conversaciones sobre la crisis venezolana.
Horas antes, Trump había dicho que estaba estudiando la posibilidad de imponer un “bloqueo” a Venezuela, lo que inicialmente se interpretó como un esfuerzo por bloquear físicamente las 1,700 millas de costas del país sudamericano. Pero el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela dijo el martes que las nuevas medidas son un esfuerzo por “formalizar un bloqueo económico, financiero y comercial que ya ha comenzado”.
Funcionarios de la Casa Blanca hicieron énfasis en que siguen concentrados en las medidas económicas —en Lima, Bolton enfatizó la efectividad de embargos pasados contra gobiernos corruptos en Panamá y Nicaragua— pero subrayaron también la disposición militar estadounidense.
“Podemos usar una gama de herramientas”, dijo un alto funcionario de la administración. “Como ha dicho el presidente, todas las opciones están sobre la mesa”.
Durante su visita a Lima, el secretario de Comercio, Wilbur Ross, pronunció un discurso en el que describió el que podría ser el futuro económico de Venezuela si Maduro abandona el poder.
“Al principio, cuando termine la tiranía de Maduro y regrese la democracia, Estados Unidos aliviará las sanciones, promoverá el crédito al comercio nacional e internacional, enviará asesores técnicos y trabajará con instituciones financieras internacionales para crear confianza en las nuevas políticas económicas en Venezuela” dijo Ross.
La retórica contra Maduro ha sido recibida positivamente en la comunidad venezolana en la Florida. Pero cuando se habla de embargo o un bloqueo, la reacción es diferente entre muchos venezolanos que siguen viviendo en su país, advierten algunos expertos.
“Esta política suena bien entre las personas con quien Marco Rubio habla en la Florida”, dijo Geoff Ramsey, subdirector para Venezuela del grupo de estudios Washington Office on Latin America. “Pero cuando muchos de nuestros colegas en Venezuela escucharon esta [comparación] con Cuba, pensaron: ‘¿Tenemos que soportar otros 60 años de esto?’ La óptica de estas medidas se calculó solamente para el consumo dentro de Estados Unidos”.