Al cumplirse tres meses de los seis fijados para el período de prueba, la idea de desplazarse en patineta eléctrica cobra fuerza en el centro de Miami. Las dificultades para poder transitar en vehículos en la zona impulsan a muchos ciudadanos a plantearse la idea de alquilar un scooter, no sin antes disparar preocupaciones sobre seguridad pública.
“El último informe data de los dos primeros meses (abril-mayo), cuando registramos 300.000 viajes”, declaró a DIARIO LAS AMÉRICAS el comisionado Ken Russell, que representa al distrito donde se realiza el llamado pilot program o período de prueba.
A la fecha, se calcula que la cifra haya superado los 400.000 viajes, todos repartidos entre la firmas proveedoras del servicio Bird, Bolt, Jump, Lime, Lyft y Spin que proveen más de 200 patinetas en la zona, que son alquiladas por medio de aplicación digital en teléfonos celulares y cobran una media de 15 centavos por minuto de uso.
“No esperábamos un interés y una utilización tan alta”, añadió el comisionado, que alabó, luego de tantos usos, “no hayamos tenido hasta ahora un accidente serio”.
Incluso el alcalde Francis Suárez defiende el uso de las patinetas eléctricas “como medio de movilidad” para llegar a ciertos lugares.
Entretanto, el comisionado Russell cree que “tenemos el programa de scooters más exitoso del país”,
Probabilidades
Basta transitar por Biscayne Boulevard o Brickell Avenue y sus alrededores para darnos cuenta del éxito de los scooters. Y también de las altas probabilidades de un accidente, menor o mayor.
“Las reglas están establecidas, tanto el uso de las aceras como las sendas para bicicletas en las calles por donde deben transitar, pero hay usuarios que no siguen las reglas como es debido”, puntualizó.
Hay quienes transitan por las aceras, a la par de transeúntes, a 15 millas por hora, unos 24 km/h, el máximo que la patineta puede generar.
También hay quienes llevan niños pequeños consigo.
Otros transitan fuera de las sendas destinadas a las bicicletas, embisten automóviles en marcha, corren entre ellos o simplemente no paran en las esquinas ni respetan las luces del semáforo.
“El mensaje de las regulaciones existe pero impulsar el comportamiento correcto es el mejor mensaje”, precisó Russell.
El comisionado apuesta por el período de prueba para permitir que “los proveedores compitan entre ellos” y así ver quién ofrece el mejor servicio “respecto a seguridad y calidad de vida”.
Y aclaró que “hay normas que el ayuntamiento puede establecer al usuario pero también hay reglas que podemos exigir al proveedor que las estipule al usuario”.
Entre las reglas a exigir a los proveedores de scooters, Russell resaltó “reclamar a las compañías el uso de la tecnología digital para restringir automáticamente la velocidad del usuario en ciertas zonas”.
Por ejemplo, 8 millas por hora en determinadas aceras o calles, “y algunas de esas compañías han dicho que es posible”.
Oposición
Russell se prepara para llevar el informe final a la Comisión de Miami en septiembre y para su aprobación necesita al menos tres votos de los cinco comisionados, y al menos ya dos de ellos, Joe Carollo y Manolo Reyes, manifiestan su oposición.
“El problema principal que veo en esto, es que existe la probabilidad de un accidente fatal, que puede suceder en cualquier momento”, comentó Carollo.
“He recibido muchísimas quejas por la falta de cortesía de los usuarios hacia peatones cuando van por las aceras”, aseguró.
“Yo personalmente no estoy a favor de esto y no quiero tener el cargo de conciencia si algo malo le pasa a alguien”, argumentó.
Por otra parte, Reyes opinó “no creo que sea una buena idea transitar a 15 millas por horas por las aceras tan estrechas que tenemos. Es extremadamente peligroso, sobre todo para las personas mayores que no tienen la habilidad de esquivar un muchachos de esos”.
Reyes pone en duda que el servicio de patinetas ayude a la movilidad: “Se dice que sirve para ayudar a llegar a la parada de autobuses o el metro, pero en realidad veo que lo utilizan más como diversión que como medio de transporte para llegar a un lugar”.
Además, Reyes fue enfático para respaldar su alegato: “No quiero añadir peligro a la ciudad. Imaginemos que una persona salga de pronto de su casa y sea golpeada por un tareco de estos, una carriola de estas, podría causarle un daño grande, incluso dejarle parapléjica”.
“Ese fue mi argumento y lo mantengo”, subrayó. “No estoy de acuerdo con que eso sea aprobado para mi distrito, para barrios como Flagami, Shenandoah o La Pequeña Habana, donde transitan muchas personas mayores. Las aceras están hechas para los peatones y no para estas cosas”, definió.
Sobre por qué transitar por la calle, cuando ésta está destinada a vehículos que pagan un permiso anual de uso, léase matrícula, Reyes replicó: “Eso habría que preguntarlo al Gobierno estatal, a los legisladores, que permiten el uso de la vía pública”.
Propuesta
Russell insistió en que “se emitirá una solicitud de propuestas” y que también “analizaremos quiénes son los mejores operadores” respecto a seguridad y calidad de vida.
Referente a la seguridad en las aceras, el comisionado Russell citó que “si prohibimos el uso de las aceras, estaremos forzando a los usuarios a usar las calles, donde aún no tenemos una senda dedicada a las bicicletas”.
“Entonces”, replicó, “estaríamos creando un peligro mayor para los usuarios de patinetas y los choferes de vehículos”.
Por otro lado, Carollo pregunta por qué hay tanto interés en llevar a cabo este proyecto. “No sé si ha habido presión, no sé si la palabra es presión o que voluntariamente se haya querido hacer esto, pero no creo que sea un medio de transporte seguro”.
Fuente: DLA