«No estoy preocupado porque ellos nos necesitan, nosotros no los necesitamos». Con estas palabras el presidente Donald Trump sintetizó su visión de la relación comercial con México, el principal socio comercial de Estados Unidos.
A horas de que entren en vigor los aranceles a las importaciones mexicanas, la tensión entre Washington y al gobierno mexicano llegó a su punto más álgido.
«(Los mexicanos) mandan cada año drogas con un valor de USD 500.000 millones de dólares. 100.000 personas mueren cada año por lo que entra a nuestro país desde la frontera sur, desde Honduras, Guatemala y El Salvador», agregó el mandatario republicano en una entrevista que concedió desde Reino Unido a Laura Ingraham de la cadena Fox News.
Después de que el presidente estadounidense anunció la imposición de aranceles progresivos a las importaciones mexicanas, hasta que se reduzca el flujo de migrantes a la frontera sur, el gobierno de López Obrador envió una delegación encabezada por el canciller Marcelo Ebrad.
Tras dos días de negociaciones en las que ha estado involucrado el vicepresidente Mike Pence, las posiciones siguen encontradas y la Casa Blanca ha reiterado que impondrá las tarifas.
«México no debería permitir que gente entre a su país», dijo Trump.
Al mediodía del viernes, Trump publicó un mensaje en su cuenta de Twitter en el que advirtió que a pesar de que hay chances de que se llegue a un acuerdo, México comenzaría a pagar aranceles desde el lunes.
«Si logramos llegar a un acuerdo con México, y hay una buena oportunidad de que lo hagamos, ellos van a comenzar a comprar grandes niveles de productos agrícolas de inmediato. Si no podemos hacer el trato, ¡México comenzará a pagar las tarifas a un nivel del 5% el lunes!».
Cuestionado por los dichos de Trump, López Obrador se refugió en su particular estilo para rehuir a la confrontación.
«Soy dueño de mi silencio», dijo AMLO después de hacer por unos segundos la señal de «amor y paz» en su conferencia de prensa matutina del viernes.
«Quiero seguir siendo amigo del presidente Donald Trump», afirmó el mandatario que prometió fijar una postura el sábado en Tijuana, Baja California, cuando realice el acto por la «soberanía y dignidad de México».
Sin entrar en detalles, López Obrador ha manifestado su rechazo a la política punitiva de Trump. Desde su perspectiva los migrantes centroamericanos que viajan a EEUU deben ser tratados con respeto y se deben atender las causas que generaron el éxodo.
«Debemos atender la crisis en Honduras… apoyar a nuestros hermanos», dijo AMLO, reiterando su llamado a que EEUU financie un programa de desarrollo regional para atenuar la crisis económica que podría haber incrementado los altos índices de violencia.
«No queremos helicópteros, ni armamentos», agregó en referencia a iniciativas como el Plan Mérida, que proveía de capacitación y equipo estadounidense a militares mexicanos para el combate al narcotráfico.
A pesar de que el gobierno mexicano ha reiterado que no modificó su política migratoria por presiones de EEUU, el número de deportaciones en el primer semestre del 2019 se elevó sin precedentes y llegó a 6.748.
Además, el canciller anunció el despliegue de la Guardia Nacional a la frontera sur para atender funciones de seguridad, aunque AMLO negó que su misión sea disuadir a las caravanas que transitan rumbo a EEUU.
Gobernadores, políticos y correligionarios, han manifestado su apoyo a López Obrador para el acto masivo del sábado en la frontera, aunque otro tanto ha rechazado la iniciativa.
En Estados Unidos también hay diferencias internas respecto a los aranceles de Trump a México. Un reporte de The Washington Post a mitad de semana indicó que miembros del Partido Republicano analizan rechazar la medida.
Preocupados por afectaciones a los consumidores estadounidenses y la salud económica de estados como Texas, cuyo mayor socio comercial es México, los republicanos desafiarían a Trump.
La interrupción de la aprobación del nuevo tratado comercial entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC), agobia por igual a republicanos que demócratas.
Aunque el presidente de los Estados Unidos, la primera economía mundial, minimizó la relación con México, el número de exportaciones estadounidenses a ese país aumentó US$265.000 millones el año pasado, en comparación con US$41.600 millones en 1993.
Los envíos estadounidenses desglosados se observan así: productos derivados del petróleo y el carbón (11%), autopartes (8%), equipos de computación (7%), semiconductores y otros componentes electrónicos (5%) y productos químicos básicos (4%).
López Obrador ha manifestado que no descarta ninguna posibilidad si las negociaciones no llegan a buen puerto, por lo que la imposición de aranceles a importaciones de EEUU en respuesta es factible.
Si bien el déficit comercial de EEUU con México fue de casi US$82.000 millones en 2018, el país tiene un superávit comercial con México en servicios.
En resumen, la interacción de las economías estadounidense y mexicana desde 1994, año en que entró en vigor el menguante Tratado de Libre Comercio de América del Norte, es tal, que ninguno de los involucrados saldría indemne de una guerra comercial.
Fuente: Infobae