Cuba rechazó el lunes la versión sobre el supuesto uso de armas de microondas para afectar la salud de diplomáticos de Estados Unidos en La Habana en 2016, y aseguró que todas las acusaciones son falsas.
“No ha existido ni ataque ni acto deliberado contra ninguno de sus diplomáticos y el Departamento de Estado lo sabe”, dijo Carlos Fernández de Cossío, jefe de la Dirección general de Estados Unidos de la cancillería cubana, según publica la página de internet del diario oficial Granma.
Recordó que Estados Unidos primero habló de ataques sónicos, luego de un virus y después de contusiones, pero que todas estas versiones se cayeron. Consideró que esta última explicación es una teoría “reciclada”.
“Lo que sí se ha demostrado es lo que científicos de Cuba, Estados Unidos y otros países sostienen y que el Gobierno de la Isla está diciendo desde el principio, es que es falsa la existencia de ataques”, agregó De Cossío.
Estados Unidos asegura que, desde finales de 2016, 25 de sus diplomáticos y sus familiares han sido víctimas de misteriosos “ataques” en Cuba, que consistían en intensos sonidos agudos, capaces de causar lesiones cerebrales.
En China, el menos un funcionario del gobierno de Estados Unidos también sufrió los mismos síntomas.
Los ataques que han sido descritos como “acústicos” y se investigan tanto sus causas como sus posibles perpetradores.
Un estudio sobre los incidentes en Cuba, publicado por la revista médica JAMA en marzo, menciona una “fuente desconocida de energía”, pero su autor principal, Douglas Smith, de la Universidad de Pennsylvania, afirmó que se contempla que los ataques hayan sido perpetrados con microondas.
En enero, James Lin, de la Universidad de Illinois, también creyó factible esa posibilidad.
En un informe de Bio Electro Magnetics, se explicó que los rayos de alta intensidad podrían haberse dirigido “solo al objetivo deseado” desde un lugar oculto.
Se considera que Estados Unidos, Rusia, China y varios países europeos poseen los conocimientos para desarrollar un arma de microondas que debilite o mate a un objetivo, según el diario estadounidense.
El arma podría parecerse a una antena parabólica, escondida en un vehículo, embarcación o helicóptero.
“El uso del término ataque entraña una manipulación política deliberada que cumple con una agenda predeterminada y perjudica a ambos países”, agregó De Cossío.
Luego del incidente, Washington redujo al mínimo las funciones de su embajada e La Habana y recomendó a sus ciudadanos reconsiderar sus viajes a la isla.
Estados Unidos y Cuba sostuvieron un histórico acercamiento entre 2014 y 2016, pero la relación se enrareció tras la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, quien recrudeció el embargo que Estados Unidos aplica contra la isla desde 1962.
Fuente: El Nuevo Herald