Por ERIC NÚÑEZ, Associated Press
MOSCÚ (AP) — A la izquierda de sus pares de Canadá y Estados Unidos, la efusividad del presidente de la Federación Mexicana de Fútbol fue la más más notoria. Se levantó de su silla, disparado como un resorte, al conocer el miércoles el voto de los miembros de la FIFA.
Los tres países de Norteamérica acababan de ser designados anfitriones de la Copa del Mundo de 2026, una que marcará un hito transformador en la historia de la competición deportiva con mayor alcance global, con su ampliación a 48 equipos. Será además el único Mundial de la historia organizado en conjunto por tres países _Japón y Corea del Sur habían sido coanfitriones en 2002.
Pero la votación establece otro hecho histórico: México será el primer país en albergar tres mundiales tras hacerlo previamente en 1970 y 1986, memorables torneos en los que brillaron respectivamente los legendarios Pelé y Diego Maradona.
Para Decio de María, el presidente de la federación mexicana, el idilio de su país con el campeonato es fácil de entender.
“Salgan a la calle y caminen por la Plaza Roja, por las avenidas del centro de Moscú”, señaló De María. «Los mexicanos tenemos mucha pasión por el futbol, nos gusta involucrarnos en las copas del mundo. Siempre ha sido así”.
Luego que el proyecto “United 2026” superase holgadamente por 134-65 a Marruecos, la única candidatura rival, De María compareció ante los periodistas junto a Carlos Cordeiro, su colega de la federación de Estados Unidos; Steven Reed, el máximo jerarca de la federación de Canadá, y Victor Montagliani, el canadiense que preside la CONCACAF, la entidad rectora del fútbol regional.
México será sede de 10 partidos en tres estadios: el Azteca de la Ciudad de México; el Akron en Guadalajara, y el BBVA Bancomer en Monterrey.
“Vamos a ofrecer el mejor Mundial en los tres estadios que tenemos”, dijo De María. “Es algo que nos unirá a los tres países”.
Esa unión estará a prueba, en el contexto actual de las relaciones con Estados Unidos, y las propuestas del gobierno del presidente Donald Trump de construir un muro en la frontera para contener el flujo migratorio hacia el vecino del norte.
De igual modo, se ha estancado la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) entre las tres naciones.
“No voy a hablar de política, pero quiero decir que el fútbol es tan poderoso que unió a los tres países para hacer una propuesta que hoy fue votada”, afirmó De María. “Hoy el futbol mandó un fuerte mensaje, la pelota vuela por arriba y no hay barreras que la detengan».
En México, el presidente Enrique Peña Nieto destacó que el triunfo en la votación de la FIFA fue un voto de confianza a la capacidad e infraestructura del país.
“No solo nuestra gente y nuestras familias, no solo nuestras empresas y nuestros comerciantes, también el fútbol sabe que Canadá, Estados Unidos y México estamos profundamente unidos”, dijo Peña Nieto en un video difundido mediante Twitter.
Aunque le tocará una porción menor de partidos — con todo el torneo concentrado en Estados Unidos a partir de los cuartos de final — México afronta retos logísticos y el principal concierne al Azteca.
Inaugurado en 1966, el estadio fue remodelado en el 2015 para albergar un partido de la NFL. Televisa, dueña del inmueble, informó que invirtió 12 millones de dólares para mejorar los estacionamientos, las tribunas, palco de prensa y vestuarios.
Pero el estadio, localizado en el sur de la capital, aún no cuenta con escaleras eléctricas y la movilidad para aficionados y prensa sigue siendo limitada en comparación con la que brindan escenarios más modernos, como los de Guadalajara y Monterrey, que abrieron sus puertas en la última década.
De María subrayó que la intención es que el Azteca sea escenario de una tercera inauguración de un Mundial.
“Al Azteca hay que darle un ramo de flores”, resaltó de María. “Es el abuelo y será su tercer Mundial y tercera inauguración. A los abuelos hay que respetarlos, hay que consentirlos y hay que aplaudirlos. Es un tema que en meses posteriores hay que tratarlo y se tendrá una respuesta”.
También se refirió al voto contrario de Brasil, el único país del bloque de diez de Sudamérica que apoyó a Marruecos. De María se planteó el desaire como una motivación.
“Para mí, significa que tenemos que hacer un mejor trabajo, para que Brasil haga una declaración dentro de ocho años y diga ‘chapeau’ (respeto)”