La expasante de la Casa Blanca Monica Lewinsky aseguró que la aventura que conllevó al fallido proceso de destitución contra el entonces presidente Bill Clinton no fue violencia sexual pero sí «constituyó un flagrante abuso de poder».
Lewinsky escribió en la edición de marzo de Vanity Fair que ella está impresionada por el valor auténtico de las mujeres que han confrontado «creencias e instituciones arraigadas».
La expasante dijo que lloró recientemente cuando una dirigente del movimiento #MeToo le dijo: «Siento mucho que tú estuviste tan sola».
Lewinsky dijo que le han diagnosticado estrés postraumático por haber sido «marginada y sacada a la luz públicamente» y elogió al movimiento «#MeToo» por ofrecer «la seguridad que deriva de la solidaridad».
«Hay muchos más hombres y mujeres con opiniones e historias que necesitan ser escuchadas antes que la mía. (Incluso hay algunas personas que creen que mis experiencias en la Casa blanca no tienen cabida en este movimiento, debido a que lo que pasó entre Bill Clinton y yo no fue ataque sexual, aunque ahora reconocemos que constituyó un flagrante abuso de poder)», escribió Lewinsky.
Clinton negó inicialmente el amorío pero lo admitió después, en 1998. El presidente demócrata fue absuelto por el Senado.
Un representante de Clinton no contestó de inmediato a un mensaje que le envió la AP en busca de comentarios.
«Ahora, a los 44 años, estoy comenzando (solo comenzando) a considerar las implicaciones de la diferencia de poder que era tan inmensa entre un presidente y una pasante de la Casa Blanca», dijo Lewinsky.
«Estoy comenzando a considerar la idea de que bajo tales circunstancias la idea de consentimiento bien podría ser irrelevante. (Aunque el desequilibrio de poder _y la capacidad para abusar de esto_ sí existe, incluso cuando la relación sexual ha sido con consentimiento)», escribió Lewinsky.
«Pero es… muy, muy complicado ¿La definición en el diccionario de «consentimiento»? ‘Dar permiso para que algo ocurra’. Pero, ¿qué es lo que significa ese ‘algo’ en este caso, dada la dinámica de poder, su puesto y mi edad? ¿Fue ese ‘algo’ solo cruzar una línea de intimidad sexual (y luego emocional)? (Una intimidad que yo quería – teniendo un entendimiento limitado de las consecuencias en alguien de 22 años de edad).
«Él fue mi jefe. Él fue el hombre más poderoso del planeta. Él tenía 27 años más que yo, con bastante más experiencia de vida como para ser sensato. Él estaba en ese entonces, en el pináculo de su carrera, mientras que para mí ése era mi primer trabajo después de la universidad», agregó.
«Nada de lo que ha mencionado arriba me libra de mis responsabilidades por lo ocurrido. Todos los días lo lamento», puntualizó Lewinsky.
Fuente: Associated Press