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Venezuela elige gobernadores: claves y temores de una elección crucial para el régimen de Nicolás Maduro

por actualidad

Más de 300 días después de lo previsto, Venezuela volverá a las urnas para elegir a los gobernadores de los 23 estados que componen al país. Hace ya varios meses que los jefes estaduales tienen el mandato vencido y gobiernan de facto, luego de que el régimen de Nicolás Maduro decidiera cerrar el juego democrático.

El quiebre se produjo hace exactamente un año, en octubre de 2016. En un par de días, el Consejo Nacional Electoral (CNE) —controlado por el gobierno— suspendió el referéndum revocatorio en el que la mayoría de los venezolanos iba a votar por la salida de Maduro, y pospuso por tiempo indefinido las elecciones regionales, pautadas para diciembre. El camino hacia la dictadura se consolidaría en el transcurso de este 2017. En marzo, con la disolución de la Asamblea Nacional —de mayoría opositora tras el triunfo aplastante de 2015—, y en julio, con el establecimiento de una Asamblea Constituyente sin fundamento legal y conformada en un proceso electoral con fraude comprobado.
La convocatoria a los comicios de este domingo persigue el objetivo de sostener un simulacro de democracia y apaciguar la presión internacional. El régimen que no les permite a los venezolanos elegir a quién quieren —o no— como presidente, y que tampoco les deja nombrar a los miembros del Poder Legislativo, parece ahora dispuesto a tolerar que designen a los representantes del poder subnacional.

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Sin embargo, aún hay demasiada incertidumbre. Primero porque no hay garantías de que la elección vaya a ser completamente transparente. Y segundo, porque en caso de que lo sea, no hay ninguna certeza de que el gobierno vaya a respetar el resultado. Por lo pronto, el CNE resolvió mantener suspendida la votación de los legisladores estaduales, que seguirán siendo los mismos que asumieron en 2012. De esta manera, el oficialismo se asegura retener el control sobre estados en los que podrían surgir gobernadores opositores.

En este escenario de dudas, sospechas y represión, y luego de un año de intensas protestas que dejaron más de 120 muertos y cientos de presos políticos, esto es lo que hay que saber sobre lo que se vota este domingo en Venezuela.
Los números de la elección

—Se elige a los gobernadores de los 23 estados venezolanos. El chavismo logró imponer a 20 en las elecciones regionales de 2012, cuando conservaba el respaldo de la mayoría de la población. La opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) apenas pudo ubicar a tres, los de Miranda, Amazonas y Lara.

—Hay 226 candidatos repartidos entre los 23 estados. A muchas figuras opositoras se les negó la posibilidad de participar. El caso más emblemático es el de Henrique Capriles, que fue forzado a renunciar a la gobernación de Miranda y se le prohibió ir por la reelección luego de que lo condenaran por supuestas irregularidades durante su gestión. Además, hay postulantes opositores que bajaron sus candidaturas en favor de otros, pero que de todas formas aparecerán en el menú de opciones que se presentará a los electores. Increíblemente, los votos que reciban serán considerados nulos.

«La oposición inscribió a distintos candidatos antes de hacer las primarias, con la idea de luego retirar a los que pierdan para dejar a uno solo. Eso está permitido por ley, pero el Tribunal Supremo de Justicia sacó de la manga una sentencia diciendo que no se podía. Ahora van a figurar todos en la pantalla y la MUD tiene que explicar cuál de ellos es el que deben elegir sus votantes», contó Ignacio Ávalos, investigador del Observatorio Electoral Venezolano, consultado por Infobae.
—42 partidos fueron inhabilitados a presentarse y sólo 22 fueron aceptados por el CNE. La tarjeta de la MUD fue prohibida en siete estados (Apure, Aragua, Bolívar, Carabobo, Monagas, Trujillo y Zulia) por orden de tribunales penales sin competencia electoral. Como consecuencia, la oposición tiene que presentarse con etiquetas poco conocidas.

—Sólo un organismo internacional fue autorizado a auditar los comicios, el Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (CEELA), cuya fundación fue impulsada por Hugo Chávez en 2004.
—Por todas estas maniobras, el 70,3% de los venezolanos cree que las elecciones son fraudulentas, según una encuesta de Venebarómetro. Apenas un 25,9% considera que son limpias. «Esta es la elección más irregular del período chavista, con creces», afirmó Ávalos. No obstante, sostuvo que no espera que haya un fraude tan alevoso como en la votación de la Asamblea Constituyente, donde Smartmatic, la empresa a cargo del sistema de voto electrónico, denunció que se manipuló el dato de la cantidad de electores para inflarlo en al menos un millón de personas.

«En la elección de la asamblea había un solo equipo en la cancha —dijo Ávalos—. Hoy la circunstancia es distinta. La MUD hizo muy bien el papel de contrapeso, con testigos muy bien capacitados. No quiero decir que no haya margen para la trampa, porque lo hay, pero los técnicos de la MUD dicen que no debiera haber problemas con la plataforma tecnológica. En la recepción de los datos también van a estar los ingenieros de la oposición, así que creo que el proceso se va a cumplir en lo fundamental: voto depositado, voto contado. Las trampitas pueden pesar más y alterar el resultado en los estados chicos».
—Hay 18 millones de ciudadanos habilitados para votar. Uno de los grandes temores de la oposición es que haya un porcentaje muy elevado de abstención, como consecuencia de la desconfianza que impera. Esa falta de credibilidad llevó a una parte de las fuerzas opositoras a pronunciarse en contra de participar, argumentando que es una manera de legitimar al régimen. Si bien primó la postura contraria, para la cual no se puede dejar pasar la posibilidad de propinarle una derrota al gobierno y quitarle alguna cuota de poder, las tensiones debilitaron a la MUD.

—El 72,5% de los encuestados por Venebarómetro cree que la oposición tiene que participar. Lo interesante es que, entre las personas que se definen como opositoras, la proporción trepa hasta el 97 por ciento. En cambio, el 55,6% de los chavistas sostiene que la MUD no debe presentarse.
—A pesar de sus sospechas, el 55,7% de los consultados se manifiesta «completamente seguro de ir a votar». Un 29,9% dice que «tal vez vaya a votar». El 8,7% afirma que «tal vez no vaya» y el 5,3%, que «seguro» no irá.

—El CNE eliminó a último momento 76 centros de votación y más de 7.000 mesas. Como resultado, en algunas máquinas se agolparán hasta 800 votantes. Además, decidió reubicar de improviso a 274 centros en los que hay registrados más de 700 mil electores. Algunos de ellos no sabrán dónde tienen que votar. «Hasta hace poco había gente del mundo electoral que había sido cambiada de centro, pero que en la página web del sistema aparecía votando en lugares que ya no existen. El CNE tiene desde hace tiempo una estrategia de confusión al elector, es una política sistemática. Y esto lo hace básicamente en circuitos en los que hay una alta proporción de voto opositor», explicó a Infobae Héctor Briceño, jefe del área sociopolítica del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela.
—El 51,7% de las personas piensa votar por candidatos de la oposición, contra un 27,6% que se inclina por los del oficialismo, según Venebarómetro. «En un escenario mínimamente competitivo, la MUD puede llegar a ganar 19 gobernaciones. Salvo que haya una intervención no humana en el proceso electoral», dijo Briceño. De todos modos, la diferencia, que ahora es de 24 puntos, ascendía a 29 en febrero, lo que sugiere que la oposición sufrió cierto deterioro en los últimos meses.

—El 44,7% de los electores se siente opositor, frente a un 28% que se define oficialista. La brecha, que aún es muy significativa, se achicó diez puntos en el último año: en septiembre de 2016, la relación era de 54 a 27,5 por ciento. Sin embargo, en noviembre de 2015, cuando se realizaron los comicios legislativos en los que la MUD ganó por paliza y obtuvo la mayoría calificada de la Asamblea Nacional, la distancia era de apenas diez puntos: 41,3 a 31,5 por ciento.
—El 90,2% de la población considera que la situación del país es negativa y sólo un 9,7% dice que es positiva. El panorama es aún más desolador que en febrero, cuando la relación era de 83,3 a 16,7 por ciento.

—Para el 75,6% de los ciudadanos la gestión de Maduro es negativa, y sólo un 24,4% la ve positiva. La brecha, de 51 puntos, estaba por debajo de los 40 en febrero, cuando los guarismos eran 68,9 y 30,8 por ciento. Estos datos terminan de mostrar que es casi imposible imaginar un triunfo del oficialismo si los comicios son más o menos limpios.

 

Fuente: Infobae.com

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