Dos semanas antes de arrancar la fiesta olímpica de Río de Janeiro, Danell Leyva formaba parte del equipo alterno de gimnasia de Estados Unidos. Sin embargo, el destino no lo quería de suplente.
La repentina lesión de uno de sus compañeros hizo que este cubanoamericano saltara a la titularidad y se alzara con dos medallas de plata que el miércoles exhibió con orgullo ante decenas de simpatizantes que le dieron la bienvenida en el Aeropuerto Internacional de Miami (MIA).
Dos semanas antes de arrancar la fiesta olímpica de Río de Janeiro, Danell Leyva formaba parte del equipo alterno de gimnasia de EEUU. Sin embargo, el destino no lo quería de suplente.
“Esto es increíble, inesperado”, dijo Leyva tras el multitudinario abrazo de sus familiares y fanáticos que lo recibieron en la terminal G del aeropuerto. “Les dedico estas medallas a mis padres, a mis abuelos, a toda la gente que me ha seguido […] realmente no esperaba esta linda bienvenida”.
Leyva fue recibido entre los aplausos de niños que alzaban pancartas multicolores de “Welcome Hometown Hero” (Bienvenido héroe de Miami), banderas estadounidenses, y camisetas con la fotografía del rostro del medallista.
Durante varios pasajes del recibimiento el público coreaba “U-S-A”, expresando el orgullo por el logro deportivo, y resaltando la sangre latina del deportista nacido en la cubana provincia de Matanzas.
Leyva, de 24 años, conquistó las preseas de plata al imponerse como subcampeón de las barras fijas y paralelas en Río-2016 en actuaciones que deslumbraron al público.
Su entrenador y padrastro Yin Álvarez dijo que la calidad demostrada por Leyva en Brasil no hace más que confirmar la disciplinada entrega de un deportista nacido para la alta competencia.
“Me siento súper orgulloso, súper contento”, dijo Álvarez, quien en 1992 desertó de una delegación de gimnastas cubanos que viajaron a México y luego cruzó la frontera a Estados Unidos. “Danell lleva toda una vida de trabajo, de una entrega que empezó desde chiquitico [..] El nació para esto, para ser campeón”.
El avión en el que llegó Ortiz aterrizó en el MIA poco después de las 2 p.m. La aeronave fue bañada con chorros de agua que simbolizaban la bienvenida al medallista por parte de autoridades locales, entre ellos el director del MIA, Emilio González, y el comisionado condal José “Pepe” Díaz.
“Es un gran honor poder recibir a Danell de esta manera, con el cariño de tanta gente”, dijo Díaz. “Él es una gran persona, es un orgullo para Estados Unidos y para nuestra comunidad”.
Su novia Giuliana Pino, de 18 años y de familia ecuatoriana, dijo que el triunfo de Leyva desbordó de emoción tanto al deportista como a sus seguidores cuando logró la conquista de las medallas.
“Estoy muy contenta con este triunfo tan esperado”, dijo Pino. “Cuando el ganó las medallas, yo estaba ahí [en Río] y me puse a llorar y el también lloró, porque sentimos que era una cosa de otro mundo, un logro espectacular”.
El equipo olímpico estadounidense obtuvo 12 medallas en Río, su mejor cosecha desde Los Angeles 1984 cuando obtuvo 16.
La madre del gimnasta, María González, recordó que hubo pasajes difíciles en el camino de su hijo hacia la cita olímpica de Río. En mayo, uno de los dos perros american bulldog de la familia del deportista, la cual reside en Homestead, lo mordió en una pierna. El incidente lo alejó temporalmente del proceso de competencias clasificatorias, mientras se recuperaba.
Pero, como resaltó González, Leyva es un deportista que supera las adversidades.
“Él es un guerrero”, dijo González. “A pesar de todo lo que ha pasado, incluso hasta de no tenerlo en cuenta [como titular del equipo] ha logrado dos medallas lo cual, de verdad, es súper emocionante”.