Un fármaco experimental podría ofrecer una nueva arma contra el virus que provoca la fiebre hemorrágica argentina, una infección potencialmente letal que se considera como una amenaza de «bioterrorismo».
El brote denominado Junín, es una enfermedad parecida al ébola, tiene una tasa de mortalidad del 20 al 30 por ciento. El virus Junín ocurre en las partes rurales de Argentina, y por ahora todavía está confinado en ese país. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., el virus es portado por ciertos roedores, y los humanos pueden enfermarse si entran en contacto con heces, orina o saliva contaminados.
Por ahora no hay medicamentos para combatirlo, y el único tratamiento es una transfusión de plasma de alguien que haya sobrevivido a la enfermedad, y por tanto desarronllado anticuerpos contra el virus.
Ese fármaco, llamado ZMapp, sigue siendo experimental, pero en septiembre pasado la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. le otorgó el estatus de «vía rápida» para acelerar su proceso de aprobación.
En Argentina, entre 10 y 50 personas se infectan con el virus Junín cada año, dijo la Dra. Delia Enria, científica de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud de Argentina, que también trabajó en el estudio.