LABWEH, Líbano (AP) — Milicianos sirios que habían tomado una población libanesa cerca de la frontera se retiraron y cruzaron las colinas escarpadas que separan los dos países, mientras un cese del fuego parecía consolidarse el jueves, lo que permitió al ejército libanés liberar a siete de sus soldados y a los socorristas evacuar a decenas de heridos.
La toma de Arsal el fin de semana fue el primer caso en que extremistas islámicos sirios realizaron una incursión en gran escala al Líbano y generó temores de una extensión mayor del conflicto a través de la frontera porosa.
Un alto funcionario de seguridad libanés dijo que la mayoría de los combatientes se habían retirado el jueves al mediodía.
A medida que se desarrollaba la retirada, aparecía con claridad la magnitud de los combates iniciados el sábado, cuando los clérigos suníes que negociaron el cese de fuego difundieron videos de niños heridos y fotos de niños muertos.
«Llorábamos al ver la gente necesitada. Teníamos pan y la gente peleaba por el pan», dijo el jeque Hussam al-Ghali de la Asociación de Clérigos Musulmanes, que supervisó las negociaciones. «Fui a algunos de los campos (de refugiados sirios). El hedor de la muerte era muy fuerte», dijo a la prensa en las afueras de Arsal.
Abdulá Zogheib, funcionario de la Cruz Roja, dijo que su organización retiró el jueves a 42 personas de Arsal, en su mayoría mujeres y niños.
Los combates comenzaron el jueves cuando los milicianos sirios tomaron Arsal, ocuparon retenes militares libaneses y exigieron la libertad de un comandante rebelde preso en el Líbano. Los combatientes pertenecían al Estado Islámico y al Frente Nusra, una filial de al-Qaida.
Las bajas incluyen 17 soldados muertos, una decena de desaparecidos y un número no determinado de policías. Decenas de miles de civiles libaneses y refugiados sirios quedaron atrapados en Arsal, en tanto aumentaban las tensiones entre partidarios y adversarios de la insurrección contra el presidente sirio Bashar Assad.
Mientras tanto, en Siria, milicianos del Estado Islámico tomaron una de las últimas bases militares en la provincia de Raqqa, en el noreste del país, dijeron activistas el jueves.
Los milicianos tomaron la sede de la Brigada 93 después de días de combates intensos, dijo Rami Abdurrahman, director del Observatorio Sirio por los Derechos Humanos. La base se encuentra a unos 60 kilómetros de la capital provincial de Raqqa, un baluarte del Estado Islámico.
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