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Vistazo a normas y ritos del cónclave

por actualidad

CIUDAD DEL VATICANO (AP) — Frases rituales en latín inician y concluyen el proceso secreto de elección de un papa. Comienza con «extra omnes», salgan todos, la orden que expulsa de la Capilla Sixtina a todos menos los cardenales habilitados. Concluye con «accepto», acepto, término solemne con el cual el cardenal victorioso confirma el juicio de sus pares que lo han elegido papa por mayoría de dos tercios.

He aquí un vistazo de lo que sucede entre esos dos momentos.

QUIEN ESTA EN LA CAPILLA:

Bajo una disposición del papa Paulo VI en vigor desde 1970, los cardenales que aún no han cumplido 80 años al quedar la sede vacante están habilitados para votar. Puesto que la elección del pontífice es su tarea más importante, se espera que participen todos los cardenales habilitados. Hasta ahora sólo dos de los 117 príncipes de la Iglesia han dicho que no votarán: un indonesio gravemente enfermo y un escocés que confesó haber tenido una conducta sexual impropia.

SECRETO TOTAL:

Uno por uno, los cardenales colocan la mano sobre los Evangelios y juran obedecer las reglas estrictas y detalladas del cónclave, las que prohíben revelar el menor detalle de las deliberaciones. Pero el dicho de que «las reglas existen para ser violadas» parece regir aquí también, a pesar de la amenaza de excomunión. Meses después de la elección de Benedicto XVI en 2005, se publicaron extractos del diario íntimo de un cardenal anónimo. Una de las revelaciones no confirmadas era que el jesuita argentino Jorge Bergoglio tuvo la segunda mayor cantidad de votos después del cardenal Ratzinger.

PROHIBIDO TUITEAR Y TEXTEAR:

Mientras los cardenales permanecen secuestrados en la residencia Santa Marta, las autoridades vaticanas quieren asegurarse de que no reciban otra influencia que la del Espíritu Santo. Eso significa que no hay televisión, radio ni teléfonos, sean móviles o fijos. Pero así como no puede entrar, la información tampoco puede salir. Los cardenales que tengan cuentas en las redes sociales no podrán usarlas. El autor del diario anónimo citado más arriba sí observó que un purpurado salió de la residencia después de la cena para fumarse un puro.

ESCUCHAS FURTIVAS:

La regla del secreto rige para los cardenales, pero para nadie más. Por eso, las fuerzas de seguridad vaticanas buscarán artefactos ocultos en todos los rincones de la Capilla Sixtina. Habrá artefactos bloqueadores de teléfonos celulares bajo un doble piso para detectar cualquier micrófono oculto entre los pliegues de las sotanas o bajo las mesas sencillas que sirven de escritorios a los cardenales.

INSPIRACION:

Si bien no se permiten conversaciones durante las sesiones, los cardenales siempre pueden buscar inspiración en lo alto: en los exquisitos frescos de Miguel Angel en el techo de la capilla o, para evitar tentaciones, en el muro detrás del altar donde se encuentra el «Juicio Final», con sus aterradoras representaciones de los condenados.

BOLETAS EN LATIN:

En cada boleta el cardenal escribe en latín, «Eligo in summen pontificem», elijo como sumo pontífice, seguido del nombre de su preferencia. Las boletas se doblan y se colocan en una urna para ser contadas.

SEÑALES DE HUMO:

Una vez contadas, las boletas son atadas con aguja e hilo y colocadas en un horno de hierro cuya chimenea lleva el humo al mundo que aguarda. Los fieles en la Plaza de San Pedro sabrán por el color del humo —negro o blanco— si se ha elegido un papa o no.

CUANTO DURA:

Cónclaves de siglos anteriores solían durar semanas, meses, a veces años. Durante un largo cónclave del siglo XIII murió uno de los principales candidatos. En estos tiempos acelerados, un cónclave difícilmente durará más de unos días. El primer día se realiza una votación, pero en los días siguientes se realizan dos rondas por la mañana y dos por la tarde. El cónclave más largo del siglo pasado fue de 14 rondas a lo largo de cinco días y el elegido fue Pío XI en 1922. En el único cónclave en lo que va del siglo, el que eligió a Benedicto, tras cuatro rondas en dos días se escuchó la proclama en latín desde el balcón de la basílica: «Habemos papam»: Tenemos papa.

Copyright 2013 The Associated Press.

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